Lurdes A. Barbosa Da Silva

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Colaboradora

Portugal

Lurdes A.  Barbosa Da Silva

 

Te miro… me acerco… te toco… sonrío… y te tiendo la mano. Esta mano que siempre está lista para cuidarte, igual que mi corazón para recibir tus confidencias, o mis brazos para abrazarte cuando tienes miedo o estás confusa y no sabes donde estás. Lo hago porque te aprecio y te respeto y porque esta es mi vocación, y es a ti a quien me dedico, y es contigo que vivo el verdadero sentido de la hospitalidad.

Siento en mí una alegría sencilla pero arrolladora que nace de las pequeñas cosas y que sólo tú, con tu corazón libre, me permites sentir. Es la alegría por dejarse sorprender por Dios, aunque hagamos las cosas habituales, caminando en los mismos pasillos, viendo las mismas caras y cumpliendo las mismas acciones… Contigo, sin embargo, aprendo que siempre puedo hacerlo todo de una manera nueva, intentando añadir calidad a tu día y dejando que Dios esté conmigo, para así poder marcar siempre la diferencia en tu vida.

Ser una enfermera, cuidar y ser un agente determinante para aliviar el sufrimiento de los demás, ha sido siempre una vocación. Una vocación que se funde con otra misión: la hospitalaria. En ella me siento animada a transformar la vida de cada persona enferma inspirándome en Jesús y en la vida de los fundadores, viviendo así su carisma y su espiritualidad.

Interpreto mi vocación de enfermera como una parte integrante de la misión hospitalaria y así intento aceptar y desarrollar mi sensibilidad hacia el hermano que sufre y que es la imagen viva de Jesús.

Me alegro de formar parte de esta comunidad que busca el rostro de Jesús en cada encuentro y en cada gesto. 

 

Torna alla pagina precedenteTorna alla home page