Me llamo Joseph. Esta no es la primera vez que me siento a escribir mis pensamientos sobre el camino de mi vocación. He escrito al respecto anteriormente, en lo que atañe al hecho que fui miembro de la Orden Franciscana durante tres años. Un atento discernimiento de mi llamada a la vida franciscana me llevó a abandonar la Orden y volver a casa. Estaba realmente interesado en servir a los enfermos, de manera que comencé a estudiar enfermería. Aunque me sentía cómodo viviendo la vida de un estudiante de enfermería, seguía sintiendo una atracción por la Vida Consagrada. Un día vi un "folleto" de pastoral vocacional de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. La información contenida en el folleto que más me interesó era la que indicaba que los Hermanos dedican sus vidas a cuidar de los enfermos. Así, decidí hacer una prueba de mi vocación con los Hermanos. Siento que el carisma de hospitalidad es un gran don de Dios a beneficio de las personas que padecen enfermedades o tienen una discapacidad. Aunque estoy en las primeras fases de mi formación en la Orden, cada tanto puedo acudir a los albergues franciscanos para cuidar de los residentes. Me siento en paz y feliz con la vida que estoy viviendo, haciendo lo que hago. Le pido al Señor que me ayude dándome valentía, celo y fidelidad a la vocación hospitalaria que he elegido para responder a las necesidades de los enfermos.