Aparecí en el centro asistencial San Juan de Dios de Almacelles por casualidad, como aprendizaje de mis estudios de enfermería, y es así como me quedé asombrada tanto por el trabajo multidisciplinar del equipo asistencial como por el tipo de enfermo. Aprendí que el enfermo mental es un ser muy vulnerable y muy menospreciado por la sociedad, y me sedujo hasta tal punto que decidí cambiar de rumbo y dedicarme a ellos. Llevo 6 años ya trabajando con ellos y para mi es muy gratificante el poder acoger estas personas en un momento frágil de sus vidas e intentar que ganen confianza en ellos, que mejore su autoestima y se sientan parte de una comunidad.

Parte de mi tiempo lo dedico también en dar a conocer el centro y sensibilizar a los jóvenes del respeto a las personas con enfermedades mentales, intentando que puedan cambiar el enfoque y los prejuicios que se tienen hacia ellos.

Es así como concibo parte de mí vida, como intento integrar los valores de la Orden en el trabajo y fuera de él, y espero poder seguir dándome por mucho más tiempo.