Silvia Reyes Escorihuela Lahoz

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Colaboradora

España

Silvia Reyes

Escorihuela Lahoz

 

Vivir la Hospitalidad de San Juan de Dios ha sido un descubrimiento, un camino revelador que me ha permitido crecer como persona, como profesional, y como creyente.

Mi primer contacto con San Juan de Dios fue a través de la experiencia del voluntariado con personas atendidas en una Unidad de Cuidados Paliativos de Sida. Llevo en mi corazón a alguno de aquellos pacientes, que con su mirada, sus palabras, a veces escasas, y su afecto me permitieron adentrarme en los valores del respeto, y la acogida incondicional.

Más tarde tuve la oportunidad de dedicarme profesionalmente a acompañar a las personas voluntarias de aquella unidad y de un albergue de personas sin hogar. Aquella vivencia me amplió la visión de la vida y me confrontó con situaciones de gran vulnerabilidad social. Comencé a percibir que aquello a lo que me dedicaba iba más allá de mi trabajo y se iba convirtiendo en una vocación que se nutria del espíritu de San Juan de Dios. Profundizar sobre su vida me ayudó a ir dándole sentido a lo que estaba haciendo y abrirme a su carisma, me orientó a saber cómo hacerlo, con qué estilo y valores habia de desarrollar mi profesión.

Actualmente mi labor se ha ido ampliando al ámbito de los recursos humanos en diferentes centros sociales. Mi  gran reto ha sido saber “cuidar al que cuida” y dedicarme en cuerpo y alma a ello. Y en todo este proceso ha sido esencial la cercanía de los Hermanos de San Juan de Dios. Ellos me han guiado, cuidado, y fortalecido mi fe. Su confianza y su fidelidad al proyecto de la Hospitalidad me unieron a esta Familia Hospitalaria y en ella me siento llamada a seguir creciendo y dando vida a la apasionante “locura” de San Juan de Dios. 

 

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