Conocer a San Juan de Dios ha sido muy importante en mi vida. Psiquiatría ha sido tradicionalmente la rama atea de la medicina, incluso los manuales terapéuticos nos incitan a guardar nuestros valores morales y éticos ante el paciente. Conocer a San Juan de Dios me ha hecho comprender que antes de ser psiquiatra debo ser un buen cristiano, y que callarme y no señalar lo malo, muchas veces me hace cómplice. En mi parte profesional he aprendido a ver a mis pacientes con cariño, me impulsa a esforzarme más cada día, a comprenderlos y ayudarles más.

El ver a Jesús en cada enfermo me hace tratar de ser mejor cada día, en dar lo mejor de mí, en ver  a mis pacientes como personas enfermas y no enfermedades. En mi vida personal me ha convertido en una mejor persona, alguien más cercano a Dios, un mejor padre, que es capaz de escuchar atento a mi hijo. Un padre que se esfuerza día a día por ser mejor. Un esposo más paciente, más colaborador, más amoroso. Un mejor hijo, uno que esta más pendiente de su madre, y que trata de acercarse en cada momento a ella. Una persona más espiritual, que se ora para crecer en el camino de la fe. En fin una mejor persona, que reconoce sus defectos y limitaciones y se esfuerza a ejemplo de San Juan de Dios por mejorar su relación con Dios y con las diferentes personas que me rodean. Ser parte de la Obra me ha transformado mi vida.