Abraham Adavon

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Hermano

Africa

Abraham Adavon

 

Nacido en una familia pagana, fui el primero en estudiar en la escuela católica de los misioneros combonianos de mi pueblo. Asistiendo al catequismo obligatorio cada mañana, me bauticé e hice la primera comunión en el curso medio de primer grado y, al año siguiente hice la confirmación. Siendo monaguillo y ayudante de catequismo en mi parroquia, también formé parte del grupo vocacional. Enseñanzas, encuentros; convivencias estaban programados cada segundo sábado del mes, los institutos, las congregaciones etc… pasaban para presentar su carisma y su misión en Cristo y en la Iglesia.  A través del Hno. Timothée AHUKOU que participaba en cada reunión mensual en la parroquia, pude descubrir la vida de San Juan de Dios. El hermano invitaba a quienes deseaban saber algo más sobre este Santo a unos encuentros particulares, en el Hospital de Afagnan, con el capellán de entonces. Su arrepentimiento por sus pecados, su sacrificio, y su amor por el prójimo sirviéndole con sencillez, su abnegación por salvar las almas del Señor y su aportación a la Iglesia son realmente fascinantes. Un « sí » de todo corazón a Dios y una gran sonrisa para todos. En el año 2003 el Hno. Nicolás N’SALE me envió para que viviera una experiencia como aspirante y como primer contacto con los enfermos, los maestros de San Juan de Dios. Así es como pude ver de cerca el servicio que prestaban los hermanos a los enfermos durante todo el día, la vida comunitaria y de oración y la alegría de la consagración al servicio del prójimo. La atención entre los hermanos en sus penas y en sus alegrías eran admirables y esto me motivó mucho. Después del bachillerato, en el año 2008 y después de haber realizado algunas experiencias en la comunidad de Tanguiéta, fui admitido en el año 2010 al postulantado que hice durante dos años; luego hice el noviciado otros dos años más. Fui admitido a los votos temporales, y profesé el 1 de mayo de 2014. «Señor, por mí mismo no espero llegar lejos. Pero contigo, todo es posible» San Ignacio de Loyola. Todo es gracia. Señor haz que mi corazón sea el belén que nuestra Señora elegirá para su recién nacido. 

 

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