Łukasz Dmowski
365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD |
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Hermano |
Polonia |
Łukasz Dmowski |
Formo parte de la Orden de San Juan de Dios desde hace 9 años, entré como médico, queriendo explotar mis conocimientos y esperando aprender a servir a los enfermos de la mejor forma posible como religioso. Durante el periodo como postulante me di cuenta de que algunas motivaciones y percepciones concernientes mi vida religiosa no eran auténticas. Descubrí que nadie puede darme una “receta ya lista” sobre como comportarse ante los necesitados en determinadas situaciones. A menudo falta el ejemplo concreto a seguir, y los obstáculos con los que “tropiezo” sobre el camino religioso no son montañas sino granos de arena, es decir pequeñas cosas. Sin embargo, superar estas pequeñas dificultades me enseña a perseverar y a mejorar gradualmente. “¡Hermanos haced el bien!” – decía San Juan de Dios. ¿Esta sencilla sugerencia acaso no es fuente de inspiración? ¿Acaso merece la pena hacer otra cosa en la vida? ¿Pero como es posible ser un hermano para todos? Según nuestras Constituciones – ¿“llorando con quien llora y riendo con quien ríe”? A pesar de que desde hace casi dos años yo soy un formador, aprender esto está todavía lejos de mí y obviamente no es algo posible sin la apertura a Dios. La vida religiosa es una aventura, un ir hacia lo desconocido como “Abraham”. En la vida religiosa hay “eventos” imprevistos y sorpresas. Es, sobre todo, una aventura vivida con un Amigo, ¡que nunca se puede conocer a fondo! Dicha amistad se manifiesta en el encuentro con el otro. La vida religiosa está considerada como algo aislado del “mundo”; sin embargo en esta vida he hecho amigos y estoy conociendo a muchas personas, ya que la vocación de un Hermano de San Juan de Dios – es una llamada al ENCUENTRO, sobre todo con quien está enfermo. ¿Pero quien de nosotros está sano?