Richard A. Kabia

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Hermano

Africa

Richard A. Kabia

 

Comencé a descubrir mi vocación como católico cristiano después de haber recibido el sacramento de la confirmación en la Iglesia Católica. Mi vocación surgió sobre todo en mi familia, porque mis padres son católicos y cristianos, de manera que me criaron en la fe católica.

Comencé a descubrir mi vocación Hospitalaria cuando entré en la escuela secundaria. Tenía un amigo, Christopher M. Kamara, que quería ser Hermano de San Juan de Dios. Un día estábamos hablando y me dijo que quería invitarme a una de las reuniones de los aspirantes. Consideré que era mi deber participar en aquél encuentro por vez primera. La reunión me ayudó a descubrir mi vocación cada vez más. El Hermano encargado de entonces me invitó a escribir una carta de solicitud para entrar como aspirante. Era el año 2004. Escribí la solicitud y se la envié al Hermano encargado de la Pastoral Vocacional. Los Hermanos aceptaron mi solicitud y comencé a participar en todos los encuentros, en los que nos explicaban los distintos aspectos de San Juan de Dios. Mi interés por entrar iba aumentando al ver cómo San Juan de Dios había cumplido la voluntad de Dios cuidando de los pobres y enfermos.

Me sentí cada vez más convencido y conmovido cuando entré en el Postulantado en Senegal, donde transcurrí dos años. Después pasé al Noviciado de Togo, donde también transcurrí dos años. A través de las fases de la formación, pude aprender muchas cosas sobre la vida religiosa y sobre otros aspectos de la vocación hospitalaria. Entrar en el Noviciado fue una ulterior motivación para mí, puesto que me permitía profundizar mi vocación. También consideraba mi vocación como un desafío, porque ser religiosos implica sacrificarnos, al igual que San Juan de Dios se sacrificó – cuando tenía 8 años de edad, tuvo que dejar a su familia y marcharse a España y en ese período tuvo muchísimas dificultades, pero con la ayuda de la oración y del trabajo duro, pudo salir adelante. Sobre todo, consiguió superar todos sus límites y, con la ayuda del Espíritu Santo, pudo dar inicio a su misión de hospitalidad en España. El gran ejemplo de San Juan de Dios me ha motivado mucho a descubrir mi vocación a la Orden Hospitalaria.    

Considero que mi vocación es realmente un desafío, porque el mundo de hoy está lleno de muchas tentaciones y la única arma para superar estos problemas es la oración y el trabajo duro. Otro aspecto de mi vocación, ahora como Escolástico, es que debo soltar todo lo que me ata al mundo material en el que vivimos para ponerme al servicio de los necesitados, como los pobres y los enfermos, al igual que lo hizo San Juan de Dios.                 

Con todos estos desafíos y encuentros, lo pongo todo en las manos de la Virgen María y del Espíritu Santo, rogándoles que me ayuden a discernir mi vocación cada vez más, para seguir siendo un religioso hospitalario hasta el fin. La vocación es una llamada de Dios, de forma que cada uno de nosotros debe estar listo para responder a la llamada que recibe de Dios. 

 

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