Me crié en una pequeña ciudad llamada Divina Pastora, en el estado de Sergipe, en Brasil. Viví allí hasta la edad de 24 años , siendo maestro de primaria (formador de alfabetización), hasta que me marché para hacer el postulantado en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, en Sao Paulo.

Come cristiano, después de la primera comunión me comprometí más a fondo en la vida de la parroquia, formando parte del grupo de jóvenes, siendo monaguillo y catequista, colaborando en la pastoral infantil y acompañando a los niños con riesgo de malnutrición.

Conocí a la Orden Hospitalaria cuando tenía 20 años, a través de la revista Familia Cristiana, de la Hermanas Paulinas, leyendo la sección de propaganda vocacional de las páginas centrales dedicada a los Hermanos de San Juan de Dios.

Hice el noviciado en Perú, antes de que lo trasladaran a Colombia, y emití la profesión en 2009. Al volver a Brasil, me pidieron que colaborara en la formación de aspirantes en Sao Paulo, de 2009 a 2010.

Hoy soy un hermano escolástico, estoy terminando el curso de Teología y,  contemporáneamente, colaboro en la promoción vocacional. A los pacientes de la Clínica San Juan de Dios, hospital psiquiátrico, les dedico cuatro horas al día, organizando talleres de trabajo artesanal (workshops).

Como ha escrito el Padre Zezinho, creo que una “vocación acertada” es sinónimo de  un “futuro feliz".