Morris Bendoe
365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD |
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Hermano |
Africa |
Morris Bendoe |
Recibí la vocación cuando aún era un niño, escolar de las Hermanas Misioneras de la Caridad (MC), las Hermanas de Madre Teresa de Calcuta. Cuando era estudiante, pasaba todos los fines de semana y las vacaciones ayudándoles con sus tareas cotidianas. Les ayudaba a distribuir alimentos y alguna otra cosa esencial a los enfermos en sus camas y alimentaba y bañaba a los que no podían hacerlo por sí solos. También ayudaba al equipo médico. Les acompañaba en sus visitas a la aldea cercana donde prestaban asistencia médica, entre otros a los pobres y a los enfermos.
No lo hacía porque me divertía mucho con ellas, sino porque la atención especial que prestaban a los pobres y enfermos y su vida en comunidad eran una inspiración para mí. Así, al acabar el bachillerato, un día le comenté a la Superiora que mi ambición era ser religioso. Intentaron ponerme en contacto con los Hermanos activos de las Misioneras de la Caridad, pero sin conseguir resultados.
Sin embargo, no se rindieron y decidieron ponerme en contacto con los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios del Hospital Católico San José de Monrovia, Liberia. Las Hermanas me enviaron desde Harper, diócesis de Cabo Palmas, a Monrovia. Me presenté ante el Superior, el Rev. Hno. Miguel Pajares, en el Hospital Católico San José y entré en la Orden como aspirante. Más adelante comencé a cursar las fases de la formación de la Orden Hospitalaria: el Postulantado, 2010-2012, en Senegal; el noviciado, 2012-2014 en Lomé, Togo; y el Escolasticado en Nairobi, Kenya.