Mi vocación hospitalaria fue un punto decisivo en mi vida, orientado por Dios. Me crié en Kerala, Kattappana, en una atmósfera de intimidad con Dios. Las historias de las vidas de los Santos, las palabras y las experiencias de mis padres, profesores, sacerdotes y hermanas, me inspiraron a pensar más allá de la búsqueda de las satisfacciones de este mundo. La pregunta que yo me planteaba no era "¿Con quién debía transcurrir mi vida?", sino "cuándo y cómo comenzarla públicamente". Mientras trabajaba como enfermera contratada en el Hospital de San Juan de Kattappana, la respuesta se fue aclarando gradualmente. Mi familia tenía un gran respeto y amor por un Hermano misionero de San Juan de Dios, el Hno. Fortunatus, quien hizo mucho bien a los pobres y fundó y gestionó el Hospital Pratheeksha Bhavan. Cuando revelé a mi familia mi deseo de ser Hermana religiosa, después de una reacción desalentadora, me sugirieron que tomara en consideración la Congregación las Hermanas de la Caridad de San Juan de Dios, si sentía la vocación de vivir la compasión. Los turnos de noche como enfermera me dieron la oportunidad de reflexionar aún más y de prepararme para una vida de sacrificios aún mayores. A través de muchas personas, y en especial de los buenos e inspiradores Hermanos, Hermanas y miembros del personal del Hospital, me sentí animada a entrar en la Congregación de las Hermanas de San Juan de Dios. Así, me presenté como aspirante y emití mi profesión temporal el día 8 de marzo de 2003 y mi profesión solemne en enero de 2009. Hoy reconozco felizmente a diario las gracias que Dios me ha brindado con abundancia a través del carisma de San Juan de Dios.