Sebastian Olejniczak

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Voluntario

 Polonia

Sebastian Olejniczak

 

Soy voluntario en el hospital de Piaski desde marzo de 2014, pero mi formación empezó en el año 2013. En mi liceo nos anunciaron que existía la posibilidad de apuntarse al curso de Voluntariado de los Hermanos de San Juan de Dios en Marysin.

Así tuve la posibilidad de conocer a la coordinadora, la señora Eva, que organizaba el curso. Desde el principio me dí cuenta de que era una persona buena y abierta, y pensé que habría sido bonito si hubiese más gente como ella en el mundo. Decidí que había llegado el momento de hacer algo diferente en mi vida y no me eché atrás y perseveré en mi decisión. Durante el curso aprendí muchas cosas, cada día aprendía algo nuevo y me hacía más fuerte. Cada día me permitía descubrir el mundo de la hospitalidad y a mí mismo. Gracias a esta experiencia he podido profundizar el conocimiento de mí mismo. Como voluntario he tenido también la ocasión de encarar las primeras dificultades hospitalarias como, por ejemplo, las dificultades de comunicación. Esto, de todos modos, no me ha desanimado, al contrario, me ha hecho entender que me queda todavía mucho por aprender para poder desempeñar mi misión de la mejor forma posible. Al principio sólo he sido un voluntario ocasional, y sobre todo para recoger fondos.

Conociendo a todos los colaboradores y voluntarios que desempeñan su labor en el hospital, estoy contento de que aun existan personas así.

Ahora quisiera hablar de la cosa más importante, es decir los pacientes. Escribiendo este testimonio me doy cuenta de que tengo a mis espaldas menos de tres meses de voluntariado, pero nunca he recibido en mi vida tanta alegría y felicidad por haber dado una simple ayuda, una palabra de ánimo, de consuelo, una sonrisa. Las palabras más bellas del mundo, es decir “Te quiero”, las he oído en esta realidad. A menudo es suficiente con ir a ver a los enfermos, con informarse sobre su estado de salud y a cambio uno recibe mucho más, un relato interesante que a menudo incluye una moral, un lección de vida y lo más importante, un corazón abierto.

Estoy muy feliz del recorrido de voluntariado que he tomado dentro del hospital y no me arrepiento para nada de mi decisión. Ahora veo al mundo con un enfoque diferente y me siento un hombre mejor. 

 

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