Susana Queiroga

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Colaboradora

Portugal

Susana Queiroga

 

A un cierto punto, durante mi infancia o juventud, alguien me preguntó: “¿Qué quieres ser de mayor?”. Y, de golpe, antes de lanzarme a dar cualquier respuesta, todos los caminos se abrieron ante mi, como un sueño o una ilusión, una posibilidad o una probabilidad. La respuesta a esa pregunta, del todo vocacional, implicó en sí misma el camino que, cuando se convirtió en real, adquiriendo sentido y forma, ha escrito por fin mi propia historia.

Fue a los pies de San Juan de Dios donde reconocí, más adelante, mi vocación a la hospitalidad.  Porque con sus pies San Juan de Dios llevó comida, vestidos, leña para arder y limosnas para reconfortar a los más débiles. Con sus pies anduvo por las calles de Granada, con calor o con frio, buscando respuestas y significados. Lo que reveló el camino de mi vocación fue la historia y el esfuerzo presentes en esos pies. Puede que la vocación en sí misma ya se estuviera despertando, pero la concienciación del esfuerzo del Santo de Montemor-o-Novo y el efecto estimulante que tuvo sobre tantos hombres y mujeres que durante cinco siglos siguieron sus huellas, hicieron que me concentrase en ese camino que sigo ya desde hace 16 años.

 Por ello cada día trato de satisfacer las necesidades de los demás, trato de darles respuestas y significados, a través de mis actitudes, acciones y trabajo. No sé donde me llevarán mis pies en este camino, pero sé que en el camino de la hospitalidad me siento profundamente satisfecha y alimento la que hoy reconozco ser también mi vocación. 

 

Torna alla pagina precedenteTorna alla home page