Me llamo Dominic y tengo un deseo fuerte de cuidar de los enfermos y necesitados. Esa fue mi primera motivación para entrar en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Quería aprender a cuidar de las personas. Como mi motivación inicial era muy humana – el deseo de aprender algo – al principio no estaba contento con la vida que había comenzado a vivir. Sin embargo, cuando me pusieron en contacto con los pobres y pude compartir la tarea de distribuirles arroz a diario, mi actitud cambió y sentí una gran alegría y llegué a amar mi vocación de llevar la presencia sanadora a las vidas de las personas que sufren. También descubrí modelos de Hospitalidad en los Hermanos, cuyas vidas ahora compartía. Su ejemplo me ayudó a superar las dificultades y sus palabras y acciones me animaron y orientaron. Un Hermano en especial fue un espejo para mí, en el que podía ver si era capaz de emular su perseverancia en ofrecer una atención llena de amor a quienes sufren. Jamás le vi irritable y jamás le vi enfadado con los pacientes. Intento ser como él, y ser siempre hospitalario para con los pacientes y sus necesidades. Cuando tengo dificultades, su ejemplo me ayuda a superarlas. Doy gracias a Dios por mi Vocación Hospitalaria, que me ha abierto la vida en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y me ha permitido participar en su ministerio de sanación.