Magnus Morhardt
365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD |
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Hermano |
Alemania |
Magnus Morhardt |
He experimentado mi vocación hospitalaria de una manera profunda en el acompañamiento pastoral de un paciente con una enfermedad crónica. El señor A., a causa de una transfusión de sangre, se contagió de una hepatitis crónica que después de 30 años dio lugar a una insuficiencia hepática grave.
El paciente, que hasta entonces había sido junto a su mujer gerente de un pequeño hotel para veraneantes, era un miembro muy activo de la comunidad parroquial y amigo de varios médicos de nuestro hospital de Regensburg. Eso se debía a que su mujer había sido la puericultora de un niño que hoy es médico y jefe de servicio de nuestro hospital. Entre el señor A., su mujer (que siempre ha estado al lado de su marido enfermo) y yo se estableció a lo largo de los meses, gracias a mis frecuentes visitas pastorales, una relación profunda. Acompañando al señor A. y sus familiares entendí qué significa hacerse hermano de todos los hombres tal y como nos lo ha enseñado Cristo. Sobre todo en la enfermedad y en la desesperación es importante “estar ahí para el otro”, escuchándole, sosteniéndole y rezando con él. En el estado terminal de la enfermedad, el señor A. fue trasladado a la planta de cuidados paliativos. Tuve el privilegio y la alegría de poder acompañarlo, junto a su mujer y a una monja india, durante la ultima hora de su vida en la que todos juntos le apoyamos con la celebración de la unción de los enfermos. La señora A. afrontó el luto, fuerte y con la convicción de que su marido ahora está sereno junto a Dios. La he animado y reconfortado siempre en esta convicción. El acompañamiento fraterno que tuve la posibilidad de ofrecer al señor A. y a su familia me ha permitido experimentar a fondo qué significa ser un hermano hospitalario.