Las oportunidades que da la vida son una manifestación del amor de Dios.  Por esta razón me considero un privilegiado al pertenecer a la Familia de la Orden Hospitalaria, que me abrió sus brazos para acogerme como uno de sus colaboradores hace 22 años.

Vivir la hospitalidad en el diario quehacer ha sido la mayor riqueza que la Provincia Colombiana me ha regalado.

En este caminar con la Orden  he podido experimentar una importante transformación, que me ha permitido reflexionar y crecer personal y profesionalmente.  He aprendido a reconocer en el paciente y en su familia, la importancia de sensibilizarnos frente al dolor y el sufrimiento, encontrando en el servicio la esencia de mi espiritualidad.

La experiencia adquirida me ha hecho comprender que mi labor al lado de los Hermanos  y Colaboradores de la Clínica debe preservar y fortalecer la huella que San Juan de Dios marcó con su testimonio de “hacer el bien, bien hecho”.

La formación en Bioética gracias a la generosidad de la O.H.  me  dio una mirada holística a la responsabilidad administrativa y asistencial que desempeño.

En síntesis la confianza y la calidez sentida, me ha comprometido a brindar con profesionalismo y responsabilidad mi esfuerzo para servir al más necesitado.