Armando Bella

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Colaborador

Romana

Armando Bella

 

Me llamo Armando Bella y soy un colaborador del Instituto de Rehabilitación Psiquiátrica y Neuromotora San Juan de Dios – Fatebenefratelli de Genzano de Roma desde el año 2004, soy Educador Profesional. El primer impacto con el Centro y con los pacientes (pacientes con patologías psiquiátricas muy invalidantes) fue desde el principio muy positivo. Antes de llegar a este hospital ya había tenido experiencias laborales en otras estructuras de Roma, con pacientes parecidos – por las patologías – a nuestros pacientes de Genzano. Esas experiencias fueron muy negativas ya que era patente que el aspecto económico era más importante que  el aspecto humano en la asistencia cotidiana de los pacientes. Aquí, con los hermanos, he entendido inmediatamente qué significa trabajar con pacientes psiquiátricos, ya que es evidente que en el centro no está el aspecto económico, técnico o burocrático sino el individuo y su subjetividad. Como educador, a lo largo del año, también colaboro a la formación de los jóvenes en prácticas procedentes de las Universidades y Escuelas de Roma y de la Provincia de Roma. Para mi esto es algo muy gratificante ya que toco con mano el cambio que se da – día tras día – en los jóvenes. Al principio tienen muchas dificultades para acercarse al “enfermo mental” pero, en pocos días, ya saben entablar relaciones duraderas y muy significativas. Lo mismo ocurre con los campamentos de verano organizados por los hermanos, nuestros pacientes esperan impacientes todo el año estos campamentos con la certidumbre que conocerán a otros jóvenes que no los juzgarán por sus patologías y son conscientes de que el prejuicio, al poco tiempo, desaparece completamente. Yo creo que, como laico, puedo vivir la hospitalidad también en un contexto donde la asistencia cotidiana de los pacientes requiere, además de profesionalidad, una humanidad tangible y vivida donde el paciente psiquiátrico esté en el centro, donde actuar con el “corazón” significa dar voz a quienes desde siempre están al margen de la sociedad, a quienes desde siempre “no tienen voz”  ni derechos que reivindicar o adquirir. Mi labor en la hospitalidad se desarrolla, o trata de desarrollarse en esta dirección, sabiendo que el camino es difícil pero sabiendo también que no hay otro camino posible. 

 

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