Estando la UCI en paro, yo trabajaba Laboratorio de Patología, con buen salario, sin embargo mi frustración era grande, mi finado padre se encontraba hospitalizado, fueron 60 noches de su estadía pude observar decesos de pacientes, familias en crisis donde hasta jeringas tenían que traer por falta de insumos, trato indiferente del personal de la clínica, lenta recuperación, por  factor dinero cuando venían de lejos, no se podían transportar, sin lugar donde dormir, en momentos de duelo no había una palabra de consuelo; la administración era de diferentes credo, capilla cerrada ;  gestioné sacerdote ad-honoren, ayude con  gastos celebraciones, transporte, acompañamiento; él hacía oración comunitaria durante Eucaristía: Pidiendo prosperidad para institución.   Llega la Orden San Juan de Dios, 19 de diciembre 2006,   todo cambio, hubo Bonanza y Felicidad; Pero mis funciones  en laboratorio   las trasladaron a Bogotá, quede cesante; seguí asistiendo  ayudaba a comunidad de hermanos en   Eucaristías;  participe en comité de pastoral, diplomado con Selare.  Me fui enamorando de  lo que hacían los hermanos; llega segunda comunidad; Crean oficina Pastoral, me convierto en colaborador con   licenciatura en religión, descubro pasión por literatura Juandediana;  aprendo disciplina, responsabilidad, acogida, amor a la obra con  comunidad local; llega  tercera comunidad; Interiorizo tranversalidad del servicio, estrategias para descubrir oportunidades, bienhechores,  ayudas para proyectos sociales, liderazgo formando en principios y valores, trabajo en equipo, humanización. Reviso mi vida, Hoy ya sé lo que es amar, al entregar  mi energía,  anhelos, sueños a la obra que me ayudó a descubrir el norte de mi vida