Estoy en mi segundo año de noviciado en la Provincia de la India de la Orden Hospitalaria. Entré en la Orden en 2011, con 29 años de edad. Nací en una familia de clase media y, alentado por mi familia, participé en varias actividades de la vida de mi parroquia. Mi familia y varios amigos sacerdotes y religiosos me animaban a pensar en la posibilidad de ser sacerdote. Me sentía indigno de esa vocación, así que buscaba otra forma de dedicar mi vida a Jesús. Mientras tanto, acabé mis estudios de secundaria y me fui a Bangalore para estudiar enfermería. Al acabar mi formación como enfermero, me trasladé a Poona para conseguir experiencia práctica en enfermería. Trabajé ahí tres años, en un hospital policlínico. Ahí, mi vida cambió mucho. Mi familia no se lo pasaba mal, de forma que nunca había visto gente con tantas dificultades. Sin embargo, en ese lugar, vi mucha pobreza, enfermedad y sufrimiento, y mucho amor por el dinero.

Todo eso me conmovió el corazón. Quería hacer algo por esas personas. Comencé a pensar en entrar en una congregación que estuviera al servicio de los pobres, enfermos y necesitados. Es lo que encontré en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que resume el espíritu que la anima en la palabra "Hospitalidad", que luego lleva a la práctica. Ahora soy novicio y estoy profundizando mi espiritualidad como Hermano Hospitalario. Estoy aprendiendo que la Hospitalidad también encarna otros valores, como calidad, respeto, responsabilidad y espiritualidad. Los beneficiarios de las obras de la Orden, al igual que los que conocí en Poona, seguramente necesitan una atención que respeta precisamente esos mismos valores.