Nací en 1991, soy uno de los tres hermanos que forman mi familia, que se dedica a la agricultura. Cuando estaba en doceavo grado, oí hablar de San Juan de Dios y de su carisma de la Hospitalidad, gracias al encargado de pastoral vocacional de la Orden en Tamil Nadu. Sentí mucha inspiración por este Santo y su misión de cuidar de los pobres, enfermos y necesitados. Informé a mis padres, quienes me dijeron que podía elegir si quería ser Hermano o seguir estudiando. Participé en un campamento vocacional en la casa de la Orden de Trichy. A continuación, pedí entrar en la Orden. Me admitieron y comencé mi formación. Durante el segundo año del noviciado, pude experimentar la Hospitalidad en varias obras de la Orden. Vi cómo los Hermanos y los Colaboradores ponían en la práctica lo que nos enseñaban en el noviciado: imitar a Cristo compasivo y misericordioso en el trabajo a beneficio de los pobres, enfermos y necesitados. Intentaban asemejarse a Jesús, quien hacía el bien a todos los que encontraba y respondía ante "toda enfermedad y dolencia". Me di cuenta de que ser hospitalarios para con los demás sostiene la misión de la Iglesia de proclamar y realizar el Reino de Dios entre los pobres y los enfermos. Sin embargo, también transforma nuestras propias existencias. Es maravilloso tener una vocación que mantiene viva la presencia misericordiosa de Jesús de Nazareth en el tiempo y en las vidas de quienes sufren.