Rehabilitación según Dios, o mejor “de Dios”.

Me gusta pensar así, es decir vivir buscando la Paz y el Amor. Creo que para lograrlo concretamente hay que ponerse a disposición del prójimo, ofreciendo una disponibilidad plena y total en la acogida y en la escucha, una dulzura infinita en los cuidados, transmitiendo buen humor, tranquilizando y “consolando” con paciencia y máxima atención. Además, debemos tratar de desempeñar nuestra acción con determinación, optimismo, máxima competencia (propensos al cambio y a la formación permanente) y seriedad. Así, como una ola, arrollaremos de positividad a nuestro querido hermano en dificultad y exultaremos, nos alegraremos, alabando y agradeciendo a nuestro Señor Dios por las pequeñas y grandes metas alcanzadas. ¿Piensan que estoy exagerando? ¿O es poco lo expresado? ¿bah? Yo sé que estoy todavía muy lejos del estar llana y constantemente con Dios; y el camino es muy largo. Reconozco además las fragilidades y debilidades del ser humano, sobre todo las mías; por lo tanto he descubierto el camino que me permite superar estas frustraciones y hostilidades: con gran humildad acepto los limites de la naturaleza humana y con el corazón blando y decidido me proyecto hacia Él. Amen.

Paz a todos y haced el bien hermanos.