Me llamo Eva y trabajo como empleada de la limpieza. A menudo estoy ocupada en la limpieza y saneamiento de las camas de la planta, pero a menudo también trabajo en la limpieza de las habitaciones de los pacientes. Mi testimonio se refiere a estos dos ambientes. 

Hay pacientes a quienes les gusta hablar, otros prefieren que se les deje tranquilos. Cuando trabajo en presencia de pacientes, siempre procuro prestar atención a sus necesidades. Esto vale también para todas las personas con las que entro en contacto. Se que, en muchos casos, decir una buena palabra, puede ser reconfortante. Para mí esta es una manera de vivir la hospitalidad en la vida cotidiana.

Una vez  recibí yo un bonito gesto de atención y de hospitalidad por parte de un paciente, cosa que me sorprendió profundamente. En esa época estaba sobre todo ocupada en trabajos en la planta sin contacto con los pacientes. Un paciente vino a decirme que hasta entonces no se había dado cuenta de la cantidad de personas que trabajan en un hospital “detrás de bastidores”. Al día siguiente me regaló un huevo de pascua . Este gesto me hizo entender cuan importante es darse cuenta de la existencia de todas las personas a nuestro alrededor y qué gratificante es recibir atenciones y consideración de los demás aunque sólo sea a través de un pequeño gesto.