Leon R Mbengue

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Hermano

Africa

 Leon R Mbengue

 

Nacido en una familia católica, me enviaron como todos los niños del pueblo a una escuela primaria privada católica dirigida por las hermanas de la Inmaculada Concepción. La educación religiosa era primordial. Al final, la mayoría de los alumnos estaban orientados al pequeño seminario o a juniorados dirigidos por religiosos(as).

Al no tener ningún deseo de seguir en una congregación, seguí mis estudios en una escuela privada católica dirigida por los hermanos de San Gabriel y luego fui a un liceo público. Estaba alojado en un internado. La catequesis y la pastoral de las vocaciones en este establecimiento convivían en armonía. Participaba activamente en las actividades religiosas de la escuela y del liceo.

Descubrí a los hermanos de San Juan de Dios porque su hospital estaba cerca de nuestra escuela. Me sentí seducido por su compromiso y por su presencia visible y atractiva. Fue así como les expresé mi deseo de ser hermano de San Juan de Dios. Me uní al grupo de aspirantes continuando siempre con mis estudios. Observé progresivamente su vida y su modo de actuar. Vivía todo eso en la oración y lo compartía con amigos, parientes entre los cuales mi sacerdote. Todos me apoyaron.

Empecé la formación con otros 3 compañeros, entre ellos el Hno. André SENE. Esta etapa fue enriquecedora, alentadora y alegre entre nosotros y con nuestro maestro el Hno. Juan Manuel Quillabert y los otros hermanos de la comunidad. Fue así como empecé a descubrir la misión de los hermanos. Una misión marcada por una atención particular hacia los enfermos y los pobres que visitábamos. Nos involucraron con mucha pasión en ese ambiente a través de su testimonio de vida.

Seguí con alegria y motivación mi recorrido en esta familia desarrollando progresivamente el sentido de pertenencia, el amor por mis hermanos, por los enfermos y por los pobres. Este recorrido me ha permitido descubrir la grandeza de la Orden. La experiencia en el mundo del sufrimiento y cerca de los hermanos contribuyó a la solidificación de mi vocación hospitalaria. Una vocación que considero bella y noble.

Tras haber vivido esta experiencia y con la certeza de la llamada de Dios, con mis fuerzas y debilidades, presenté la solicitud de entrar definitivamente en la Orden. Aquí estoy hoy, sirviendo a mis hermanos y hermanas con el compromiso de vivir cada día esta llamada con integridad 

 

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