Merce Puigpey
365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD |
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Colaboradora |
España |
Merce Puigpey |
¿Quién no ha deseado en momentos de gran fragilidad sentirse sostenido por los brazos de aquel que le ama? Venid a mi todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Descanso pedía mi corazón acongojado y alguien susurró a mi oído esas palabras como un eco fiel que actualizaba el proyecto de Jesús para mí. Eran palabras tan viejas y desgastadas por los años… y por labios que las habían banalizado sin darse ni cuenta… Pero ese día resonaron tan nuevas y cercanas en mi corazón que me estremecí. Recuerdo el zumbido de los coches a mi alrededor y la calzada de una gran ciudad que me parecía interminable. Y bajo el cielo plomizo un susurro… como la brisa suave del Horeb. Andando se hace camino, dice el refrán, y mientras andábamos os hablaba de mi y os explicaba todos mis trabajos y mis necesidades y mis angustias y las deudas contraídas, y así compartiendo la carga íbanse consolando mis pesares. Anochece, y bajo esa nueva paz conquistada al atardecer soy yo quien desea hospedaros y compartir mi humilde mesa, mi austero pan.
Me acoges, te acojo. Y en ese intercambio se agudizan mi oído y mi visión. Se pacifica mi corazón. Don y misterio de la hospitalidad que cambia nuestro sentir cuando aquel que se nos une en el camino asume en sus entrañas nuestro desencanto y nuestro dolor. Entrañas de misericordia de un Dios fiel que lo provee todo, nos acerca a todos y nos cautiva por amor.