Soy Capellán del Hospital San Juan de Dios de Gwangju, Corea del Sur. Disfruto mucho nuestra misión y estoy muy feliz de realizar este cargo. Como Hermano de San Juan de Dios, me di cuenta de que trabajar en la Pastoral de la Salud era algo muy adecuado para mí. Creo que la atención pastoral es algo muy cercano al trabajo que realizaba San Juan de Dios, quien brindaba atención física y espiritual a los enfermos de Granada. Dedicar mi tiempo a escuchar a los pacientes y al prójimo en general es mi obligación fundamental como Hermano de San Juan de Dios. Ofrecer atención pastoral me da la oportunidad de realizar un análisis personal profundizado, lo que favorece mi crecimiento espiritual.  Personalmente, a menudo siento que escasean en mí las habilidades necesarias para ayudar a los demás. Sin embargo, también considero que no sería posible vivir o realizar el carisma de la hospitalidad si no nos diéramos cuenta de que somos todos seres humanos imperfectos y de que debemos intentar superar nuestros límites y debilidades. La actividad de la atención pastoral es muy útil para afrontar los problemas y las heridas del agente de pastoral, además de satisfacer las distintas necesidades de nuestros pacientes, de sus familias y de los colaboradores del hospital. Realmente siento que estoy siguiendo las huellas de San Juan de Dios cuando trabajo como capellán y como miembro del equipo de pastoral. Estoy muy orgulloso y aprecio mucho mi vocación como Hermano de San Juan de Dios y como persona que se esfuerza por imitarle.