Vivo en la Comunidad San Rafael de Chuncheon, Corea del Sur. La comunidad tiene la responsabilidad de gestionar el Centro de Bienestar Ciudadano para personas sin hogar y el albergue nocturno adyacente. El trabajo apostólico del Centro es muy semejante al que realizaba San Juan de Dios en Granada. Los residentes del Centro, los voluntarios y los colaboradores con quienes trabajo cada día enriquecen mi vocación como Hermano de San Juan de Dios. Cada encuentro que tengo con uno de los residentes me lleva a reflexionar sobre mi mentalidad y mis actitudes, y a preguntarme: "¿Realmente estoy haciendo todo lo que puedo por ser fiel y mostrar amor a este residente?". Nunca olvido que San Juan de Dios a menudo cuidaba de sus enfermos hasta muy tarde por la noche y a continuación también dedicaba mucho tiempo a la oración. Siento la gratitud de los residentes, lo que me ayuda a compensar cualquier desperfecto por mi parte. Los bonitos recuerdos me dan ánimos y la fortaleza que necesito para seguir esforzándome por vivir plenamente mi vocación. Debo lo que soy hoy principalmente a los residentes del Centro, que son la razón por la que vivo aquí. Son mis maestros y me ayudan a seguir los pasos de San Juan de Dios. Todos los seres humanos tenemos que pasar por pruebas y dificultades, pero siempre encontramos a alguien dispuesto a compartir con nosotros y a consolarnos. Es así que ofrecemos un testimonio del Reino de Dios aquí en la tierra a las personas que nos rodean.