En el año 2000 los Hermanos de San Juan de Dios me contrataron para trabajar en el Centro San Benito Menni de Gwangju, Corea del Sur, que ofrece atención a personas que padecen de la Enfermedad de Alzheimer. Esa oportunidad me permitió ver la vida de los Hermanos, que intentan imitar las actitudes y el estilo de San Juan de Dios, y tratan a todas las personas como si fueran sus hermanos o hermanas. Fue así que decidí comprometerme y dedicar mi vida a servir al prójimo necesitado como Hermano de San Juan de Dios. Después de mi Profesión Solemne, la Provincia me envió a China. Llegué a China con un poco de temor a asumir el desafío que tenía por delante. Sin embargo, se lo encomendé todo a Dios, lo que me infundió un poco más de valentía de cara al futuro. Mi trabajo en China es muy semejante al que realizaba en Corea del Sur con los pacientes de Alzheimer. No es un trabajo fácil, pero sí nos enseña el verdadero significado de la Hospitalidad. Los pacientes a menudo no consiguen recordar los días de su juventud y a menudo se comportan como niños ingenuos e inocentes. Practicar la Hospitalidad bañando y haciendo masajes a las personas mayores de quienes cuidamos me hace sentir feliz y me ayuda a olvidar el cansancio. Ahora siento que el lugar en el que vivo y trabajo es el lugar justo para mí. Estoy muy agradecido para con los pacientes ancianos, quienes me permiten expresar a diario los valores de la Orden – Hospitalidad, Calidad, Respeto, Responsabilidad y Espiritualidad – que son muy apreciados por doquier.