Soy uno de los Hermanos que forman la Comunidad encargada del Centro de Salud Rural de Walamu, Provincia de Sepik del Este de Papúa Nueva Guinea, donde la Orden está presente desde 1997. Desde el comienzo, la presencia de la Orden en Walamo ha estado asociada con el Liceo San Francisco. De hecho, al principio, la preocupación por las necesidades de salud de los docentes y estudiantes fue lo que hizo que los Hermanos vinieran a este lugar. El servicio de Primeros Auxilios del Liceo pronto se transformó en una clínica de salud de atención primaria, a la que también acude la población local de las cercanías. Ha abierto incluso una sucursal en Suau, una aldea remota.  La mayoría de mis Hermanos de aquí son Trabajadores de Salud Comunitarios certificados. Yo no tengo formación en ese ámbito, pero tengo habilidades en los ámbitos de la construcción, electricidad y mantenimiento. Todos me dicen, y yo así lo creo, que mi trabajo también forma parte de la Vocación Hospitalaria, al igual que el trabajo de enfermería y atención médica. Sé que si yo no trabajara aquí en la clínica, ésta no sería igualmente eficiente y no podríamos satisfacer plenamente la necesidad de la población de tener buenos servicios de atención de salud. Creo que mi testimonio es importante para ilustrar que la Vocación Hospitalaria es muy incluyente y que prácticamente todas las habilidades útiles pueden ponerse al servicio de los pobres, enfermos y necesitados y pueden ser reconocidas como parte de la Hospitalidad Juandediana.