Jean Claude

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Hermano

Africa

Jean Claude

 

La orden de salida es total: se trata de dejarlo todo: país, familia y casa familiar, para marchar hacia lo desconocido. Sería difícil concebir desgarramiento más radical.

« … El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme. Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.... » (Jn. 1, 43-51).

Mi decisión de consagrarme a Dios y más concretamente para cuidar a los enfermos, estar con ellos por amor a Cristo, es una aventura que empezó a partir del encuentro con mis primos, uno en el gran seminario y otros donde los Oblatos de Maria Inmaculada, y sobre todo con nuestro sacerdote, el Padre Allary un sacerdote Jesuita Belga. Con la ayuda de mi director espiritual he tardado seis años en discernir mi vocación y eso que empecé en la época en que cursaba mis estudios secundarios.

Génesis 12,1-5 El SEÑOR dijo a Abram:

« Vete de tu tierra, y de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré; y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y fue con él Lot. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Y tomó Abram a Sarai, su esposa, y a Lot, hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las almas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a la tierra de Canaán… »

Cuando saqué el título de bachillerato, estuve buscando por un tiempo una congregación hospitalaria en el país, hasta que supe que no las había. Dios hizo que un día conociera la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios a través de la hermana Thérèse Kansolé religiosa de la Asunción, ella me dió los contactos del hospital San Juan de Dios de Afagnan/Togo. Con la aprobación de mi director espiritual, me atreví a escribir al Hermano de San Juan de Dios Spenard. Al mes siguiente, me envió la biografía de San Juan de Dios, las imágenes de santos de la Orden, etc. Nos escribimos cuatro cartas hasta que me pidió que le diese todas las informaciones sobre mí mismo y si me preguntó si me interesaba ser miembro de la orden asumiendo el riesgo de ir a su encuentro a Togo. Con la aprobación de mi familia, dejé mi país hacia un destino desconocido.

He sido capaz de sumergirme y responder a la invitación del Señor para unirme a la vida religiosa… por lo tanto ¿qué significa para mí la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios ? Significa cumplir profundamente los deseos que más anhelo; es también el deseo de Dios para mí. Y cuando digo que soy feliz digo que me siento lleno y vivo en esta vida; me aporta verdadera alegría y paz en lo más hondo de mí mismo.

« Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.» LUCAS 9 : 23

No es la felicidad sin lucha, sin dolor y sin desafíos constantes, sino más bien un sentimiento profundo cotidiano. El haber decidido ser hermano de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios significa que soy capaz de darme por completo y de forma exclusiva a Jesús. 

 

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