Ignace

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Hermano

Africa

Ignace

 

El sueño de todo hombre es alcanzar sus ambiciones. Primero encontrar un trabajo decente y fundar una familia.

Vengo de una familia pagana. Mi padre se ha casado con cuatro mujeres. Durante mucho tiempo he vivido en las tinieblas sin ni siquiera conocer a Cristo. Empecé la escuela primaria y secundaria en mi pueblo, cerca de mi abuela. Mi sueño era ser un militar. Más tarde ese sueño se transformó en otra ambición que no llegaba a entender. Tuve que dejar el pueblo para ir a Pagouda. Allí me quedé en casa de mi tio paterno. Todos sus hijos eran cristianos. Empecé los cursos de catequismo con su mujer. Fui monaguillo y miembro activo en la Juventud Estudiantil Católica (J.E.C.).

Las Hermanas de Santa Catalina nos hablaban de la vida de los Santos. Crearon un grupo que llamábamos « Grupo Oasis ». En ese grupo descubrí mi vocación para ser sacerdote. Pero como me gustaba visitar a los enfermos del barrio con las hermanas, el Superior de la comunidad me habló de los religiosos que se ocupan únicamente de enfermos. Nunca he salido de mi entorno y, peor todavía, atravesado la frontera. Era el principio de una gran aventura hacia Benin y en especial hacia Tanguiéta.

Mi evolución en la Orden ha sido muy positiva porque he encontrado un mundo nuevo que es el del sufrimiento. Nos hablaban de la vida en comunidad, de la regla de San Agustín, de las Constituciones. Las enseñanzas sobre la vida de San Juan de Dios, sus obras y como nació la Orden de los Hermanos de San Juan de Dios me parecían impresionantes. He encontrado otra vida, otra familia, otro mundo.

A cada instante de mi existencia, me planteo la pregunta de saber si me parezco un poco a ese gran Santo que es nuestro fundador. He entendido que hay que ir siempre a la fuente para sacar fuerzas. La aceptación del hermano en la comunidad, la oración personal, la oración comunitaria, los ejercicios espirituales, las lecturas espirituales, la asistencia a la Santa misa y la meditación del Rosario me han convertido en otro hombre. Y en esto le pido a Dios que me de más fuerzas y paciencia para  llevar adelante la obra de San Juan de Dios.

 
 

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