Nací en la India y pertenezco a una congregación religiosa, las Hijas de Santa María de Leuca. Tuve la inspiración de entrar en el convento con sólo 7 años de edad, cuando comencé a participar en las actividades de la iglesia, como los encuentros de oración, las clases de catecismo y el coro de la iglesia. Sentía una vocación especial y quería ser misionera y ayudar a los pobres y necesitados. Entré en el convento poco después de acabar el bachillerato. Después de mi profesión, estuve activa en el apostolado en Canadá y en Roma, antes de volver a la India, donde me quedé durante varios años. Luego vine a Filipinas donde, en la actualidad, soy Directora de la Escuela Especial San Juan de Dios. Este ha sido un nuevo ámbito de la educación para mí, pero he aprendido a amar a estos niños que muestran tanto interés por asistir regularmente a la escuela, y a sus padres, que con mucha paciencia les acompañan hasta la escuela a diario. Me di cuenta muy pronto de que la Hospitalidad que anima la vida de la Orden la demuestra de forma evidente la generosidad y compasión que los Hermanos y Colaboradores expresan hacia estos niños con necesidades especiales. El trabajo que realizamos con y para los niños discapacitados es un fuerte testimonio del amor de Dios por nosotros, expresado a través del ministerio de sanación de la Iglesia – en el que desempeñamos una parte importante. Mi estancia aquí en Filipinas, y particularmente en la Escuela Especial San Juan de Dios, ha sido sumamente gratificante.