Maria Manzenreiter

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Colaboradora

Austria

Maria Manzenreiter

 

Hospitalidad – Vivir la hospitalidad significa para mí “tener un corazón siempre abierto”, dejarse tocar, estar siempre dispuestos a permanecer vulnerables. Jesús y San Juan de Dios nos han mostrado cual es el núcleo central de nuestra misión: hacer que el amor de Dios sea visible y tangible en el mundo.  A menudo ocurre que alguien nos interrumpe mientras estamos ocupados con algún asunto: entonces depende de nosotros ver a esa otra persona, acoger su presencia, escucharla para ver qué necesita en ese momento y no seguir los esquemas habituales preestablecidos – acoger al otro en cada momento con disponibilidad y autenticidad. Este ambiente de disponibilidad se siente mucho en nuestro hospital. Lo sabemos por los numerosos comentarios de los pacientes. Esta disponibilidad se expresa de muchas formas: el capellán que acompaña a casa al hijo al que se le acaba de morir su padre de repente para informar a la madre anciana, el equipo de un servicio médico que ofrece una habitación para que pasen la noche los parientes de un paciente moribundo…

Lo que cuenta es el momento, ese momento… y lo que es justo hacer en ese momento. Y eso me lo dice, si escucho con atención, ¡mi corazón!

En la foto se ve un encuentro pastoral con un paciente sordomudo empleando el lenguaje de los signos. Reflejando el espíritu de la hospitalidad es muy importante para nosotros ofrecer a los pacientes sordomudos las mismas condiciones y oportunidades que ofrecemos a los demás pacientes. 

 

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