Mary Jane Montaron

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Colaboradora

Filipinas

Mary Jane Montaron

 

Mientras cursaba la formación de terapeuta pediátrica, aprendí a ejercer mis capacidades profesionales y también a servir a las personas gracias a mi capacidad de entender y animar a los demás. Ayudar a mis pacientes a mejorar sus habilidades para vivir una vida significativa se convirtió en mi meta. Ser terapeuta pediátrica requiere tiempo, dedicación, pasión, paciencia y humildad, al servicio de las personas necesitadas. No sólo recibo y realizo las evaluaciones de los niños para formular sus programas de tratamiento, sino que también intento mejorar sus capacidades cognitivas y comportamientos laborales. En esta institución de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, me siento libre de mostrar bondad, compasión, hospitalidad y sinceridad a los niños y a las personas mayores. Todo esto ha profundizado mi perspectiva de la vida. Anteriormente, las personas con quienes compartía y a las que deseaba servir eran únicamente mi familia y mis amistades. Sin embargo, la gran alegría de compartir ahora va mucho más allá de ese límite. Siento un factor motivacional fuerte, que me lleva a querer compartir con distintas personalidades y con las personas con necesidades especiales. Es un honor sentir que pertenezco al lugar en el que he aprendido el reconocimiento y aceptación recíprocos, aunque la persona tenga una religión o cultura diferente. El espíritu de la hospitalidad nos permite aceptar a los demás tal como son, y la hospitalidad seguramente influye en nuestras tareas de la vida cotidiana y en nuestra actitud para con los demás. 

 

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