Crecí en una familia católica, mis padres siempre participaron en varias actividades pastorales de la Iglesia. Como cristiano, he seguido sus enseñanzas y he participado en varios movimientos juveniles. De los 9 a los 15 años formé parte de la coral “los Canarios” (Coral dos Canarinhos), de Petrópolis, e incluso canté para el Papa, en Roma.

He estudiado fisioterapia, ya que mi corazón me impulsaba a ayudar a los demás. Durante el curso conocí a un hermano de la Orden de San Juan de Dios que me invitó a visitar la Clínica para ancianos. Fue amor a primera vista. Muy pronto ese mismo hermano me invitó a que formara parte de esta bella familia. Con 21 años empecé a trabajar como asistente en la oficina, desempeñando varias mansiones como, entre otras, realizar pagos en el banco, ser el chofer del bus de los ancianos, archivar documentos, hacer las compras. etc..

Con los años pensé que Dios tenía un designio para mi en esta Casa. Desde el primer día me fascinó el carisma del Instituto y, por mi parte, siempre he tratado de ofrecer lo mejor de mí mismo. Yo fui madurando y convirtiéndome en un profesional más experto y, por otra parte, el Centro fue reconociendo mis esfuerzos y confiándome nuevas responsabilidades. 

En 2010 me licencié en fisioterapia y empecé inmediatamente después un curso posgrado de gestión empresarial. En enero de 2012, me pidieron que me encargara de la gestión administrativa del centro. Es algo continuamente estimulante y sin duda alguna gratificante.