Samuel Caetano

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Hermano

Africa

Samuel Caetano

 

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios comparte el carisma de la hospitalidad que heredó de su fundador, San Juan de Dios, con una gran variedad de personas que se sienten atraídas e influenciadas por la forma en que vivimos nuestra vida cristiana, con amor por los necesitados, en especial en África. Yo he tenido experiencias en varios hospitales, como el de Tanguietá (Benín), Asafo, (Ghana), Lomé, (Togo) y Tigania, (Kenia). El don de la hospitalidad según el estilo de San Juan de Dios ha continuado a difundirse siempre, incluso hacia personas que no siempre están animadas por los valores de la fe cristiana. El carisma se ha transmitido hasta nuestros días con una gran creatividad, haciendo surgir muchos logros y satisfaciendo las necesidades de los distintos tiempos y lugares. Los Hermanos misioneros de los distintos países de África, los que trabajan en la realización de la misión, han hecho posible que el carisma de San Juan de Dios se difundiera y se integrara por doquier, comenzando por la primera fundación de la Orden en África, en la Ilha de Mozambique, Nampula (Mozambique), el día 31 de junio de 1681. El pasado es una fuente de conocimiento y el futuro es una fuente de esperanza – el amor por el pasado implica una fe en el futuro. Los Hermanos misioneros de San Juan de Dios venían de Portugal (Europa) y es importante conocer y recordar su historia. Como miembros de la Orden Hospitalaria, tenemos el desafío de vivir una encarnación de la palabra aún más plenamente en nuestras vidas cotidianas.

Como Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, debemos esforzarnos por vivir con mayor profundidad los sentimientos de Cristo por los enfermos y necesitados y expresarlos a través de acciones de misericordia. Reconocemos nuestra propia debilidad y, por tanto, nos hacemos débiles con los débiles, para brindar asistencia a los compañeros favoritos de Jesús. Nuestra relación con las personas es un medio de proclamar el amor de Dios, adaptándolo a las tradiciones, la cultura y la fe de África.

A través de nuestra relación con las personas, defendemos sus derechos y ofrecemos nuestras vidas por ellas. Nos dedicamos con gozo a ayudar a quienes sufren, con las actitudes y acciones que caracterizan al Hermano de San Juan de Dios: servicio paciente y responsable; respeto y fidelidad a la persona; comprensión y bondad; compartir las ansiedades y esperanzas de quienes sufren. Aceptamos y realizamos la voluntad de Dios, imitando la sencillez, la disponibilidad hacia los demás, el don de sí y la fidelidad de María, la madre de Jesucristo. Nos esforzamos por reflejar su amor materno en nuestro apostolado con las personas que sufren. Reconocemos su patrocinio especial de nuestra Orden y de las personas a quienes asistimos. Reconocemos la posición de María en la vida de la Iglesia. En la actualidad existen varias formas de espiritualidad que llaman a las personas a vivir una sensibilidad y un discipulado particular, la creación física, el seguimiento de Jesús, la palabra de Dios. Hoy vivimos en tiempos de cambios y estamos llamados a dar una respuesta creativa a la cultura en la que existimos, nuestra respuesta es una búsqueda religiosa y no la perfección religiosa, que es el tema propio de la vida religiosa. El gran desafío de la espiritualidad religiosa actual es que los grandes cuestionamientos culturales de la vida han cambiado. Los cuestionamientos deben llevarnos a compartir nuestras prácticas espirituales: orientar nuestra reflexión y desafiar nuestras voces, la vida religiosa, y en especial nuestra Orden Hospitalaria, debe identificarse y actuar antes de contemplar las razones, las consecuencias, los costes y contribuciones.

En mis experiencias en las comunidades siempre me he topado con tensiones entre la comunidad y la misión alrededor de los Hermanos y cómo encaja con la vida religiosa. Me infunde aliento que la conferencia de Superiores Mayores de la Orden esté siguiendo este asunto para evaluar la hermandad religiosa en el contexto de la comunidad. La formación de Hermanos candidatos en comunidades mixtas siempre ha sido un problema y lo sigue siendo en la mayoría de las comunidades. Gran parte del problema está relacionado con la falta de candidatos y con la cuestión del rol del Hermano en la Iglesia. Lo hemos hecho porque es el único modelo que tenemos y también porque los Hermanos, en su lucha por la igualdad, han adoptado este modelo. Creo que el Hermano de San Juan de Dios debería colaborar mucho más, no sólo por el bien de la Iglesia, sino también porque los Hermanos han respondido a la misma llamada. Ambos grupos de Hermanos están oprimidos de alguna forma y es necesario que compartan esta realidad para que podamos avanzar positivamente todos juntos. Al igual que sucede con muchas minorías, los Hermanos de África sufren por conflictos internos que sustraen energías al crecimiento positivo. Puede haber divisiones entre los Hermanos menores y mayores, entre los que realizan la misión en las casas y los que están activos fuera de las mismas, o entre los Hermanos de las comunidades mixtas y los de las comunidades sólo de Hermanos. Debemos recordarnos unos a otros el hecho profundo y significativo de que todos hemos respondido a la misma llamada.

En conclusión, ahora forma parte integrante de la aldea global en varios países de África. Algunos de nosotros vivimos en sociedades y centros muy avanzados desde el punto de vista técnico, mientras que otros aún están en desarrollo, como la sociedad y los centros de Tanguietá, Benín. Algunos viven en países que disfrutan de la paz, mientras que otros sufren por la violencia y la guerra, o por las consecuencias de la violencia vivida en un pasado reciente. Algunos disfrutan de los beneficios de una sociedad libre, mientras que otros ven muy limitada su libertad y sus derechos fundamentales. Algunos nos dedicamos al trabajo hospitalario, mientras que otros están más implicados en temas sociales como la marginación. Algunos intentan ayudar a vivir a las personas, mientras que la misión de otros consiste en ayudar a las personas a morir con dignidad. Sin embargo, todos nosotros trabajamos con el fin de proporcionar una atención global y holística, aunque algunos se concentran más en la salud física y otros en la salud mental, como por ejemplo en Nampula, Mozambique, en Senegal y en Togo, y otros todavía están ayudando a crear las condiciones para permitir que las personas puedan disfrutar de estándares de vida dignos. 

 

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