Emmanuel Luwanga

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Hermano

Africa

 Emmanuel Luwanga

 

Mi vocación a la vida religiosa se remonta a los primeros años de mi adolescencia. Un sacerdote misionero de la Congregación de los Misioneros de África era amigo de mi familia y nos visitaba con frecuencia. Enseñaba catecismo a mi familia y a nuestros vecinos y nos hablaba de la Biblia. También nos explicaba qué quería decir ser sacerdotes, hermanas o hermanos religiosos. Fue a través de sus discursos que recibí la inspiración y sentí el deseo de servir a Dios.

Mi vocación a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios se remonta al año 2004, cuando me enteré de la existencia de la Orden. Un equipo de encargados de la pastoral vocacional de varias congregaciones de sacerdotes, hermanos y hermanas realizó una visita a mi escuela. Entre los miembros del equipo se encontraba el Hno. John Bangsi, OH, quien entonces era el Director de Vocaciones de la Orden en Malawi. Tras haber escuchado las charlas de cada uno de los miembros del equipo sobre sus congregaciones, sentí mucho interés por lo que había explicado el Hno. John acerca de los Hermanos de San Juan de Dios y sobre la unicidad de su misión. Me puse en contacto con él para pedirle más información y seguimos en contacto hasta que terminé mi educación escolar secundaria en el año 2006. A continuación presenté mi solicitud para entrar en la Orden. Tras haber realizado varias visitas a la comunidad de Mzuzu, Malawi, me invitaron a entrar en el postulantado en 2008 y, sucesivamente, pude realizar el noviciado a partir de 2010.

Desde que entré en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, siempre he disfrutado de la hospitalidad que compartimos entre nosotros como Hermanos y con toda la sociedad. Siempre me he sentido lleno de gozo y he sentido la presencia de Dios en nuestros hermanos y hermanas enfermos o que tienen algún sufrimiento, a través de los pequeños servicios que he podido ofrecerles. La formación que he recibido y las experiencias vividas a partir del postulantado, noviciado y escolasticado han alimentado mucho mi espíritu y han sido fuente de gran inspiración para mí al seguir avanzando en mi vocación. 

 

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