Gerard Mortera

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Hermano

Filipinas

Gerard Mortera

 

La historia de mi vocación comenzó en el año 1970.  Mi madre dio a luz un niño sano el día 31 de julio. Tanto mi padre como mi madre estaban muy felices de que Dios hubiera escuchado sus oraciones en las que rogaban que les diera un hijo. Me pusieron el nombre del santo patrono de las mujeres embarazadas. Estaban muy orgullosos de su bebé. Por fin, la familia estaba completa. Comencé la escuela con 5 años. Mi madre me dijo que me merecía lo mejor, de forma que me inscribió en la OB Montessori para mi educación preescolar.  Mis estudios primarios los cursé en la Escuela Católica Paco. Me enseñaron todo lo que necesitaba como educación de base. Mi madre y mi padre siempre estuvieron presentes, ofreciéndome todo su apoyo. Recuerdo incluso haber conocido a unas Hermanas Religiosas RVM cerca de mi casa. Fueron los instrumentos de Dios para la vocación que había elegido. A través de ellas, me sentí atraído hacia la vida religiosa. Después de mi graduación, pedí entrar en el seminario para ser sacerdote. Sin embargo, la vida sacerdotal no era para mí. Sentí verdaderamente la providencia divina a través de una Hermana, que me puso en contacto con los Hermanos Hospitalarios. Mi viaje en la vida religiosa no fue fácil. Aceptar mis límites se ha convertido en un desafío para mí. A pesar de ello, siempre he sentido la presencia de Dios. Estoy muy feliz y muy agradecido de que Dios me haya concedido vivir la vida de la Hospitalidad, que es mi propósito. Este es el final feliz de mi historia. 

 

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