Mi vocación Hospitalaria es una respuesta a una invitación, a un llamado de Dios en mi Vida. Son 16 años en la Familia Juandediana, quienes me brindaron confianza y calidez, para dar un servicio al prójimo, expresado en un profundo amor a Dios, compartiendo mi vida día a día con los pacientes y colaboradores, la misión de Jesús a través del amor, el compromiso, la fidelidad, la entrega y la generosidad enriquecida por el carisma de la Orden, que han nutrido mi vida profundamente y me da la energía para brindar en mi trabajo un servicio eficiente, oportuno, con corazón humilde, con sentimientos de misericordia, bondad, alegría y esperanza, con una actitud positiva y con fé.

 La Hospitalidad la practico en la convivencia y trabajo en equipo, reconociendo que somos una FAMILIA con un solo corazón, una mente, abiertos para acoger con amor a nuestros pacientes; nos fortalecemos recíprocamente y nos transformamos en un signo y un deseo de caminar cada vez más unidos en la diversidad de expresiones.

Doy gracias a Dios y a la Orden Hospitalaria por su gran preocupación, por robustecer y animar los lazos de Fraternidad Juandediana. Gracias a la Orden porque nos capacita para una verdadera Comunión, en una auténtica donación y prestación de nuestros servicios, continuando la misión evangelizadora que nace y se transmite desde el corazón. Trabajar en la Clínica San Juan de Dios es servir, enseñar y difundir el mensaje de Cristo, amar a nuestros pacientes con los sentimientos de Jesús.