24 de abril de 2024 San Benito Menni
Una pasión arrolladora por Cristo declinada en el cuidado y en la estética de la hospitalidad
San Benito Menni nació en Milán el 11 de marzo de 1841. Los horrores de la
guerra y el ejemplo de los Hermanos de San Juan de Dios suscitaron su vocación
hospitalaria. El 1 de mayo de 1860 Angelo Ercole Menni entra en el noviciado
del hospital Santa María d’Aracoeli de Milán cambiando su nombre por Benito, emite
los votos simples y a los tres años hace la profesión solemne. En 1867 con la
Bendición de Pio IX es enviado a España para volver a fundar la Orden
Hospitalaria. Durante la última parte de su vida Benito desempeña cargos
importantes y de prestigio en la Orden. En 1911 el Papa San Pio X lo nombra
General de la Orden. Durante su breve
generalato sufrió a causa de incomprensiones y calumnias que lo llevaron a
dimitir de su cargo de General. Él mismo en una carta a las Hermanas decía: “…más
allá de este amor (Jesús), la tierra es un exilio, una desolación, una cárcel;
mientras que este amor transforma los dolores, los sufrimientos, las cruces,
los desprecio y el cautiverio en sumo bien”.
Benito muere en Dinan, en
Francia, en la mañana del 24 de abril de 1914.
Sus restos descansan en Ciempozuelos, en la Casa Madre de las Hermanas
Hospitalarias fundadas por él.
Fue canonizado por San Juan
Pablo II, el 21 de noviembre de 1999.
San Benito Menni enseña que en los gestos del cuidado se
manifiesta la estética de la Hospitalidad
El Hno. Benito Menni escribía lo siguiente a los
religiosos: “…La estética, es decir el arte de procurar lo bello y lo
artístico en todo lo que se presenta ante la vista, es tan importante, que sería
digno de grave amonestación el Prior que fuese descuidado o negligente si no la
proporcionase en el centro que se le ha confiado. Por tanto, el Prior debe
proporcionar un efecto bonito en la entrada del edificio, al igual que en los
salones y en las plantas, no debemos olvidar el embellecimiento necesario junto
a una limpieza resplandeciente, tanto de los suelos como de los muebles,
plantas, flores, tanto dentro de la casa como fuera, en los jardines, balcones,
patios, en la entrada, en los dormitorios...del centro”. Añade: “Pidamos
además a todos nuestros religiosos que se preocupen por su limpieza personal,
especialmente del rostro, manos, uñas, ropa y zapatos, ,… y también de la discreción; los buenos
modales, procurar condescender a todos en la medida de lo posible, y no
desagradar a nadie (a no ser que la conciencia nos diga lo contrario)...
dignidad, decencia y cultura en nuestras acciones y en nuestras palabras, para
que al prójimo se le conceda toda la consideración, el respeto y la atención
que se merece... para ello es necesario realizar un asiduo ejercicio para
asimilar lo que llamamos buenas formas y buenos modales en todas nuestras
acciones y palabras ”.
Para el Hno. Benito, el primer cuidado es la estética de
la estructura, con el cuidado de la belleza. El orden y la limpieza no bastan,
se necesita gusto, armonía, la actitud a buscar lo bello. La belleza lleva
consigo una virtud que refleja la belleza de Dios y que despierta el deseo y la
búsqueda del Señor. La santidad de San Benito Menni fue madurando en esta
dimensión. Él supo transformar los "descartes de la vida" en el
corazón de su hospitalidad.