Un testimonio

Yvette, enfermera en el hospital de Batibo. «Mi experiencia durante la crisis en las regiones anglófonas. Por qué me quedé en Batibo a pesar de la inseguridad y las múltiples amenazas».


La crisis en las regiones anglófonas de Camerún comenzó tímidamente en 2016 y se extendió a muchos lugares de las provincias del noroeste y suroeste, incluida Batibo y sus alrededores, y alcanzó el punto álgido en 2018.  Por esta situación, el 6 y el 16 de agosto de 2018 son los días más extraordinarios de mi vida.


El 6 de agosto de 2018 nos atacaron los «Amba boys», que estuvieron a punto de asesinar al H. Linus Tangu. Más tarde, ese mismo día, los militares entraron en nuestras instalaciones, sembrando el pánico. Entonces, decidimos que debíamos marcharnos y buscar un lugar seguro donde refugiarnos. Mis compañeros y yo estábamos a punto de irnos, cuando un paciente se me acercó y me dijo: «Señora, si ustedes se van, ¿quién cuidará de nosotros?». Sus palabras me hicieron caer en la cuenta de que estaba llamada a servir a la humanidad, incluso poniendo en riesgo mi propia vida. Esto me movió a tomar mi decisión personal de quedarme en Batibo.


Las amenazas eran cada vez más graves y reinaba la inseguridad. Se propuso un descanso de dos semanas para todo el personal. A los miembros del equipo directivo nos invitaron a Douala para una reunión, cuya finalidad era decidir cómo afrontar la situación de ese momento, que amenazaba la vida del hospital.


Llegamos a Douala el 15 de agosto y la reunión tuvo lugar el 16 de agosto de 2018. Muchos eran partidarios de cerrar el hospital por un tiempo y volver a abrir en octubre de 2018. Mientras estábamos deliberando sobre esta decisión, recibí una llamada de un cliente que me pedía cita para vacunarse y, al mismo tiempo, de otra cliente a la cual había estado siguiendo durante la consulta prenatal, que fue de parto en casa porque el hospital estaba cerrado y el niño nació muerto. Esta razón fue suficiente para decirles a los Hermanos que volvería voluntariamente ese mismo mes de agosto, ya que los pacientes y clientes necesitaban nuestros servicios. Desde entonces y hasta hoy, he podido atender a los pacientes a pesar de que el contexto sea muy difícil y aterrador. En algunos momentos tuvimos que buscar comida para nuestros pacientes, ya que no tenían nada, especialmente durante un confinamiento debido a las elecciones del 7 de octubre de 2018.  Los disparos eran frecuentes y aterradores, y la mayoría de los pacientes debían esconderse debajo de sus camas en el hospital para ponerse a salvo.


Damos inmensas gracias a Dios por habernos mantenido a salvo y por habernos permitido servir a los enfermos, incluso arriesgando nuestras vidas, siguiendo el ejemplo de San Juan de Dios. Durante este tiempo de inseguridad he crecido en creatividad y he adquirido muchas habilidades que creo que no habría logrado en un contexto pacífico.


Rezo constantemente para que San Juan de Dios nos siga protegiendo, mientras seguimos ofreciendo todo nuestro ser junto a las camas de nuestros hermanos y hermanas enfermos.

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