Covid-19
Noveno comunicado del Superior General a la Orden
Roma, 18 de septiembre de 2020
COVID – 19 (9)
A todos los Hermanos y Colaboradores, miembros de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios
Apreciados todos/as,
Les mando mis cordiales saludos esperando que se encuentren bien y llenos de esperanza en este tiempo de la pandemia del coronavirus, que continúa su progresión en el mundo, aunque a ritmos diferentes. A día de hoy nos acercamos a los 30 millones de personas contagiadas y a los 950.000 fallecidas en todo el mundo.
Conocemos las consecuencias de la pandemia tanto a nivel sanitario como social y económico, aunque todavía no sabemos las dimensiones de dichas consecuencias, que serán importantes según todos los analistas. Esta situación está impactando muy significativamente en nuestra vida, sobre todo en el estilo de vida y también en nuestros programas y actividades, que vienen muy mediatizadas por la pandemia. Ello nos está llevando a desarrollar la creatividad y a buscar nuevas formas de trabajar y de relacionarnos y nos está haciendo más sensibles a la solidaridad y a la búsqueda del bien común.
La pandemia se sigue extendiendo por todo el mundo, de forma desigual, pero de forma permanente. En América, especialmente en Estados Unidos, Brasil, Perú, Colombia, Chile y otros países la situación no dejó de crecer en los últimos meses, ahora parece que van disminuyendo los contagios. En Asia es la India el país donde los contagios siguen creciendo más y en África la situación hasta la fecha está bastante contenida, aunque siguen aumentando los contagios en algunos países. En Europa la situación ha estado bastante controlada los últimos meses, si bien los contagios están creciendo de nuevo, especialmente en algunos países, de modo que se habla ya de una segunda ola de contagios. No obstante, la situación sanitaria está mucho más controlada y no hay dificultades en este momento para la asistencia en los hospitales. Por otra parte se hacen muchos tests y eso ayuda a descubrir muchos positivos asintomáticos.
Estando así y aunque se han hecho progresos importantes para el tratamiento del covid-19, la esperanza de una solución definitiva se pone en la vacuna. Muchos grupos de investigación en varios países vienen trabajando velozmente en ella, de modo que algunas están muy adelantadas e incluso se piensa que a finales del presente año o inicios del próximo podrán estar disponibles, aunque antes deberá comprobarse la eficacia y sobre todo la seguridad. Hasta que eso llegue, hemos de vivir sin miedo, pero hemos de ser muy prudentes, guardar las medidas de seguridad que se nos piden y ser muy responsables, protegiendo especialmente a las personas más vulnerables.
En relación al impacto del covid-19 en la Orden y como en mi último comunicado, el foco principal sigue estando en estos momentos en América, especialmente del Sur. Los últimos datos acumulados que tenemos de esta Región son los siguientes: 526 Colaboradores contagiados, uno de ellos fallecido; 1692 pacientes positivos al virus con 53 fallecidos y 16 Hermanos positivos, de los cuales en la actualidad 8 siguen positivos en casa y uno ha fallecido recientemente en la Provincia de Colombia.
En cuanto a los Hermanos de la Orden y teniendo en cuenta los datos indicados antes, hasta el este momento han sido 65 los religiosos contagiados, seis fallecidos y 49 se han recuperado satisfactoriamente y 10 siguen siendo positivos en la actualidad.
La novedad en el número de Colaboradores que han dado positivo al test del coronavirus, viene marcada por los datos indicados en América Latina. En el resto del mundo donde está presente la Orden, en estos últimos meses los contagios han decrecido bastante, aunque siempre se han dado algunos nuevos casos. En el conjunto, desde el inicio, se han contagiado entorno a 1500 Colaboradores de los cuales tres fallecieron.
El número de personas contagiadas por coronavirus que han ingresado en nuestros hospitales y aquellas que han sido positivas al virus en nuestros centros residenciales y sociales son alrededor de 6000 pacientes, de los que entorno a 550 han fallecido. Pidamos al Señor por los miembros de nuestra Familia Hospitalaria afectados por el covid-19, por todos los pacientes de nuestros Centros y por todas las personas que en todo el mundo están sufriendo los efectos de la pandemia y por aquellos que han fallecido.
Estos son los efectos y el impacto de la pandemia a nivel sanitario en la Orden. A nivel económico y de sostenibilidad de los Centros, por el momento y haciendo un gran esfuerzo todos están adaptándose a la situación, mostrando absoluta disponibilidad a las administraciones sanitarias públicas para colaborar en la asistencia sanitaria y social y tomando las medidas necesarias para una gestión eficiente de los recursos. No obstante todo ello, veremos cuando termine esta situación los efectos y las consecuencias que tendrá para muchas de nuestras Obras Apostólicas. A todos los responsables, Hermanos y Colaboradores, agradezco el esfuerzo y el compromiso por mantener viva la misión y el servicio a los enfermos en cada uno de nuestros Centros. Mi agradecimiento también a todos los Hermanos y Colaboradores, por el enorme empeño y dedicación en estos tiempos difíciles de la pandemia. En particular mi reconocimiento a los Centros de acción social, ancianos, residencias, centros de salud mental y de discapacitados por el gran servicio que están haciendo en el cuidado de las personas asistidas y sus familias.
A nivel interno de la Orden y de las Provincias los efectos de la pandemia están influyendo de manera importante en la dinámica y en los programas previstos. La movilidad sigue siendo muy reducida y ello nos está llevando a tener que realizar muchas actividades y reuniones a nivel virtual. Las Provincias y las Regiones están siguiendo, en la medida de sus posibilidades, encuentros y reuniones de forma telemática. Igualmente la Curia General, aunque dada la situación, hemos decidido suspender todas las actividades previstas de forma presencial en Roma hasta final del presente año. De forma virtual haremos el máximo de encuentros posibles, con el fin de llevar adelante una parte importante de la programación prevista.
Como decía en mi última comunicación, la Asamblea de Superiores Mayores, prevista en octubre, fue suspendida presencialmente y se programó un encuentro del Definitorio General con los Superiores Provinciales de cada Región, de forma virtual. Será un encuentro más reducido, en el que se presentarán algunos documentos sobre temas indicados en el Capítulo General y se tratarán otros temas de interés para las Provincias. En este sentido, en principio y dada la situación hace unos meses, pensamos que con los Superiores Provinciales de Europa se podría hacer el encuentro de forma presencial en Roma. Sin embargo en la reunión del Definitorio General del pasado día 9 de septiembre decidimos suspenderla y hacerla también virtual como las demás regiones, debido al crecimiento nuevamente de los contagios y a las dificultades para seguir los protocolos previstos en la Curia con un grupo cercano a las treinta personas.
Estamos a la espera de la nueva encíclica del Papa Francisco que firmará en Asís en los primeros días de octubre. El título será “Hermanos todos” (Fratelli tutti), sobre la fraternidad y la amistad social. Seguro que será una rica reflexión muy ajustada y acorde con los tiempos de pandemia que vivimos. Invito a todos a leerla y trabajarla en comunidad y en grupos. Mientras concluyo con unas breves palabras suyas en la Audiencia General del pasado 9 de septiembre, en la que hizo su sexta catequesis sobre la pandemia, titulada “Curar el mundo. Amor y bien común”.
“Un virus que no conoce barreras, fronteras o distinciones culturales y políticas debe ser afrontado con un amor sin barreras, fronteras o distinciones. Este amor puede generar estructuras sociales que nos animen a compartir más que a competir, que nos permitan incluir a los más vulnerables y no descartarlos, y que nos ayuden a expresar lo mejor de nuestra naturaleza humana y no lo peor. El verdadero amor no conoce la cultura del descarte, no sabe qué es. De hecho, cuando amamos y generamos creatividad, cuando generamos confianza y solidaridad, es ahí que emergen iniciativas concretas por el bien común. Y esto vale tanto a nivel de las pequeñas y grandes comunidades, como a nivel internacional. Lo que se hace en familia, lo que se hace en el barrio, lo que se hace en el pueblo, lo que se hace en la gran ciudad e internacionalmente es lo mismo: es la misma semilla que crece y da fruto. Si tú en familia, en el barrio empiezas con la envidia, con la lucha, al final habrá la “guerra”. Sin embargo si tú empiezas con el amor, a compartir el amor, el perdón, entonces habrá amor y perdón para todos”.
En este tiempo de pandemia, dejemos de competir y rompamos las fronteras que nos separan y sigamos proponiendo la cultura de la hospitalidad y de la fraternidad, que genera solidaridad y bien común, que no descarta a nadie y cuida con especial ternura y amor a los más pobres y vulnerables.
Unidos en la hospitalidad y en la oración, recibid mi saludo fraterno.
Hno. Jesús Etayo
Superior General
Roma, 31 de julio de 2020
COVID – 19 (8)
A todos los Hermanos y Colaboradores, miembros de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios
Apreciados todos/as,
Me dirijo de nuevo a todos vosotros en relación a la pandemia del coronavirus que desde el inicio del año está afectando paulatinamente a todos los continentes y a todos los países del mundo, con algunas diferencias, pero con importantes consecuencias para todos en el ámbito de la salud, de la economía y de la vida social, psicológica y espiritual en general.
Los contagios del covid-19 siguen aumentando cada vez más y el número es cada vez mayor: a día de hoy son prácticamente 17 millones de personas contagiadas en todo el mundo, de las que más de 660.000 han fallecido. Estados Unidos, Brasil y la India son los países con más casos positivos. Junto a ellos siguen siedo muy golpeados por la pandemia algunos países de América Latina, como México, Perú, Chile, Argentina y Bolivia. Esperamos que en los próximos meses baje la incidencia y la fuerza del virus en estos países, ahora tan golpeados.
En África hasta la fecha el impacto no ha sido muy fuerte, pero poco a poco van creciendo los contagios, sobre todo en Sudafrica y algunos otros países. Por el momento en los países donde está presente la Orden, la situación está relativamente controlada y en nuestros Centros de África apenas hemos tenido casos positivos.
En Europa y en países como China, Corea, Australia y otros, que pasaron los momentos difíciles al inicio de la pandemia, la situación está mejor, si bien se suceden los brotes de nuevos contagios, que invitan a todos a ser muy prudentes y a mantener todas las medidas de prevención, incluso volviendo a medidas más restrictivas de nuevo. En algunos lugares los nuevos brotes de contagios está costando controlarlos más e incluso se habla de la posibilidad de nuevas oleadas en los meses venideros. En definitiva todos tenemos claro que hasta que exista una vacuna eficaz deberemos acostumbrarnos a convivir con el virus.
En relación al impacto del covid-19 en la Orden, el foco principal sigue estando en estos momentos en América, especialmente del Sur, al igual que en mi última comunicación. Algunas Casas han pasado o están pasando por momentos difíciles. Concretamente en nuestras Obras de Latinoamérica los últimos datos que tenemos son los siguientes: 330 Colaboradores contagiados, uno de ellos fallecido; 779 pacientes positivos al virus con 21 fallecidos y 3 Hermanos positivos, uno de ellos hospitalizado.
En cuanto a los Hermanos de la Orden y teniendo en cuenta los datos indicados antes, hasta el este momento han sido 51 los religiosos contagiados, (cinco fallecidos, como informé en las comunicaciones anteriores) y 43 se han recuperado satisfactoriamente.
El número de Colaboradores que han dado positivo al test del coronavirus, además de lo dicho para América Latina, en el momento actual hay algunos más en los otros continentes, pero la incidencia es muy pequeña por el momento. De todas formas en el conjunto, desde el inicio, más de 1000 Colaboradores se han contagiado, falleciendo tres, como ya informamos.
Es dificil calcular con exactitud el número de personas contagiadas por coronavirus que han ingresado en nuestros hospitales y aquellas que han sido positivas al virus en nuestros centros residenciales y sociales. Sin embargo, hasta el día de hoy han sido atendidos en nuestras Casas alrededor de 5000 pacientes positivos, de los que han fallecido entorno a 500. Recemos todos al Señor por los miembros de nuestra Familia Hospitalaria afectados por el virus, por todos los pacientes de nuestros Centros y por todas las personas que en todo el mundo están sufriendo los efectos de la pandemia.
Estos son los datos de la pandemia y el impacto en el mundo y en la Orden. Como decía, no sabemos como seguirá evolucionando, pero es claro que seguirá conviviendo con nosotros, al menos hasta la existencia de una vacuna eficaz. Es verdad que poco a poco vamos conociendo y aprendiendo más cosas del virus, lo que nos permite prepararnos mejor para controlarlo y afrontarlo, aunque no todos los países cuentan con los mismos medios. De hecho la pandemia esta atacando fuertemente la economía mundial y en concreto la de muchos países, de por sí ya en situación difícil, lo cual está produciendo muchos otros elementos nocivos en términos de salud física y psicológica, de desempleo, pobreza, hambre y otras enfermedades que no se atienden adecuadamente por causa del covid-19. En este sentido hablaba en mi anterior comunicación de la “nueva normalidad”, algo a lo que hemos de acostumbrarnos y que desde luego tiene poco que ver con la normalidad que vivíamos antes.
El tiempo va pasando y la pandemia sigue impactando y golpeando. Es normal que crezca la incertidumbre y en ocasiones el pesimismo ante los hechos que se suceden, incluidas las decisiones y actuaciones poco educativas de algunos políticos, que todos hemos podido conocer por los medios de comunicación social. Por eso más que nunca, en estos momentos es importante seguir llamando a todos, especialmente a los jóvenes, a la responsabilidad, la generosidad y la solidaridad con quienes son contagiados, con quienes son población de mayor riesgo, como las personas mayores, enfermas, excluidos y maginados, con quienes más directamente sufren las consecuencias de la pandemia por la pérdida del empleo y cualquier otra circunstancia social, psicológica y espiritual.
Dado que la pandemia sigue creciendo con fuerza, reitero que la mejor garantía para afrontar esta situación es la hospitalidad. Nuestra Familia Hospitalaria de San Juan de Dios, vivimos una emergencia carismática, en la que hemos de dar lo mejor de nosotros mismos al servicio de los pobres, enfermos y necesitados, primero durante la crisis sanitaria, pero también durante la crisis económica y social que continúan y que muchas veces conviven al mismo tiempo. Se que la Orden está haciendo un gran esfuerzo y está dando una adecuada respuesta carismática a esta emergencia, en todos los lugares donde está presente. Por eso deseo una vez más agradecer a todas las personas que formamos la Familia de San Juan de Dios, el empeño y el servicio que estáis realizando a favor de las personas víctimas del covid-19, haciendo viva y patente la hospitalidad del buen samaritano, que nos legó San Juan de Dios, nuestro Fundador.
Los efectos del coronavirus siguen teniendo un impacto importante en la dinámica y en la vida de la Orden. La movilidad es muy reducida de momento y solo de forma telemática y virtual podemos realizar algunas de las acciones programadas, tanto a nivel de la Curia General como de las Curias Provinciales. En principio, solo en Europa es posible moverse relativamente y de hecho hemos podido realizar alguna reunión presencial. No obstante veremos si en los próximos meses seguirá siendo posible o no, según la evolución de los brotes del virus.
Hace unos días los miembros del Definitorio General tuvimos un encuentro virtual para tratar algunos temas e informar de la situación actual en las distintas regiones de la Orden. Entre otras cosas, y dado que se ha tenido que cancelar la Asamblea de Superiores Provinciales prevista en Roma para la primera semana de octubre, aprobamos organizar encuentros del Consejo General con los Superiores Provinciales por regiones, con el fin de trabajar algunos temas previstos y presentar algunos documentos para su implementación en las Provincias y Delegaciones. Algunos documentos se irán mandando próximamente para su estudio y lectura por parte de los Superiores Provinciales. En la primera quincena de septiembre se enviará la convocatoria por escrito. Dichos encuentros serán virtuales y se realizarán en la primera quincena de octubre. Solamente y si la pandemia lo permite, se hará presencial el encuentro de la región de Europa. También se acordó intentar realizar virtualmente la mayor parte posible de reuniones de Comisiones Generales y Regionales programadas para este año. El resto de actividades presenciales, permanecerán canceladas, mientras no se permita la movilidad.
Concluyo en esta ocasión con unas palabras de la Carta titulada “Cuidémonos los unos a los otros como Cuida de nosotros el Dios Salvador”, dirigida a todas las religiosas y religiosos del mundo por la Hna. Jolanta Kafka, RMI, Presidenta UiSG y el P. Arturo Sosa, sj. Presidente de la USG, el 29 de junio de 2020:
“El señor Jesús ha prometido estar con nosotros cada día hasta el final de la historia y nos ha dado su espíritu que nos recuerda todo lo que él ha aprendido del Padre y nos ha transmitido a nosotros, sus seguidores.
Como vida religiosa estamos llamados a testimoniar la ternura de Dios que, en Jesús, cuida de todos los seres humanos; estamos llamados a cuidar la vida de los descartados, que esta pandemia ha multiplicado de forma exponencial como consecuencia de las estructuras injustas de nuestro mundo, incapaces de situar a los seres humanos y el bien común en el centro de las decisiones políticas locales, nacionales o mundiales.
Estamos llamados a cuidar el presente y el futuro de la humanidad, en sus relaciones con el ambiente, acompañando a los jóvenes y aprendiendo de ellos, para renovar el sentido de nuestra vida y misión como personas consagradas.
Ante tanta negligencia, puesta en evidencia por la pandemia, como vida religiosa queremos poner en marcha procesos que nos lleven a una cultura del cuidado, a través del diálogo profundo con nuestros compañeros y compañeras en la misión porque, con máximo respeto por la conciencia y la vocación de cada uno, se genere un ambiente de discernimiento que pueda iluminar la programación apostólica y pueda contribuir a la misión de reconciliar todas las cosas en Cristo. Cuidar y dejarse cuidar para crecer como vida religiosa en una dimensión universal”.
En este tiempo de pandemia proclamemos la cultura del cuidado de todos, especialmente de los más débiles y vulnerables, para que siga reinando la esperanza y la confianza que nos ofrece siempre el Dios de la Vida. ¡Cuídemonos los unos a los otros, con la ternura y la hospitalidad con la que Dios nos cuida!.
Unidos en la hospitalidad y en la oración, recibid mi saludo fraterno.
Hno. Jesús Etayo
Superior General
Roma, 30 de junio de 2020
COVID – 19 (7)
Apreciados todos/as,
Hace aproximadamente un mes me dirigí por última vez a todos vosotros en relación a la pandemia del coronavirus y al impacto que estaba teniendo en el mundo y en nuestra Institución. Pues bien, lejos de mejorar las cosas y con cambios geográficos, la realidad es que el virus sigue propagándose y creciendo de una manera preocupante. En el momento actual son ya casi diez millones las personas que han sigo contagiadas por el covid-19, de las cuales en torno al medio millón han fallecido y cinco millones se han curado.
El epicentro de la pandemia ya no es Europa, sino que éste ha pasado a América, tanto del Norte, especialmente Estados Unidos, como del Centro y del Sur, siendo los países más golpeados Brasil, Perú, Chile y México, aunque también la situación es preocupante en otras naciones de la región.
Otro foco importante que está creciendo es India, con más de medio millón de contagiados y más de 15 mil fallecidos. En el continente africano por el momento la pandemia del coronavirus no está golpeando con mucha fuerza, aunque están subiendo el número de contagios y se teme que más adelante pueda crecer mucho más, lo cual esperamos que no ocurra para bien de todos.
En Europa y en países como China, Corea, Australia y otros, la situación ha mejorado, han terminado prácticamente los confinamientos y cuarentenas, se está volviendo a lo que se llama “la nueva normalidad”, que implica medidas de prudencia y seguridad. El temor es no dar pasos atrás que nos lleven a nuevos confinamientos, aunque ya tenemos frecuentes focos de contagios que por el momento están bajo control. Existe un ciertro temor, indicado también por los especialistas, a nuevas oleadas de contagio más adelante, al menos hasta que no exista una vacuna eficaz, lo cual parece que tardará, aunque se acorten los tiempos de preparación.
En relación al impacto del covid-19 en la Orden, va variando en función del epicentro del mismo. Mientras el foco principal fue Europa, el impacto fue muy alto como todos saben. En este momento ha disminuido mucho y parece que todo está bajo control.
En cuanto a los Hermanos de la Orden, a día de hoy no hay ninguno en todo el mundo que esté contagiado. En total han sido 47 los religiosos contagiados, de los que cinco, como informé en las comunicaciones anteriores, fallecieron y 42 se han recuperado satisfactoriamente.
El número de Colaboradores que han dado positivo al test del coronavirus ha sido muy elevado. Todos se han recuperado excepto tres que desgraciadamente fallecieron. No tenemos un número exacto de Colaboradores contagiados durante la pandemia, pero al menos han sido 800 los que se han contagiado. De ellos en torno a 200 siguen contagiados, la mayor parte en Casas de América. Algunos en Europa, cada vez menos, y muy pocos en África, todos bajo control.
Si tenemos en cuenta las personas contagiadas por coronavirus que han ingresado en nuestros hospitales, más las personas que fueron positivas al virus en nuestros centros residenciales y sociales, hasta el día de hoy han sido atendidos en nuestras Casas cerca de 4000 pacientes, de los que han fallecido entorno a 400.
Estos son los datos aproximados de cómo la pandemia del covid-19 nos ha afectado hasta la fecha en el ámbito de la salud. Como ya indicaba en mis anteriores comunicaciones, hay otras áreas que están siendo impactadas fuertemente por esta pandemia, como la económica, social y también espiritual. En algunos lugares se está retomando la actividad en todos los sectores, pero con mucha prudencia y temor para no dar pasos atrás, de modo que nuevos contagios vuelvan a provocar nuevos confinamientos. Aun así, la crisis económica se preve importante, con una gran pérdida de empleo para muchas personas, lo cual creará muchas dificultades a nivel social y familiar. Esto sucederá, sin tener certeza de cómo evolucionará la pandemia, la cual podría presentar incluso un excenario más difícil y complicado.
En muchos lugares, sobre todo dónde parece que las cosas están más controladas, se habla de “nueva normalidad”. Una expresión verdaderamente novedosa y que en sí misma implica que no es una verdadera normalidad. No lo es porque aunque en muchos ámbitos hemos recuperado la libre movilidad, estamos cada día “casi amenazados” para no bajar la guardia ante un eventual rebrote, lo cual es verdad y muy probable. Debemos respetar la distancia social, usar las mascarillas, lavarnos frecuentemente las manos y tantas otras cosas. Podemos salir y encontrar a los Hermanos, a las familias, a los amigos, pero siempre “con cuidado”. De todas formas ya es mucho, para quien ha tenido que estar meses “recluído” en casa. Podemos ya trabajar, pero con cuidado, con atención a las reuniones etc, de ahí el teletrabajo que parece se impondrá definitivamente y las diversas plataformas on line que nos permiten hacer reuniones de cualquier otro tipo. Podemos ir al bar, al restaurante, podemos viajar a determinados lugares... pero siempre “con cuidado”, hasta que exista una vacuna eficaz.
Esta nueva normalidad se caracteriza por tanto por la incertidumbre. No debemos ni podemos bajar la guardia. También se caracteriza por la responsabilidad, pues desoír las llamadas a la prudencia puede, además, afectar a los demás. La generosidad y la solidaridad caracterizan necesariamente este momento que vivimos, porque el coronavirus amenaza la vida de las personas, la forma de vivir e incluso el modo y los medios de vivir, ciertamente y como siempre sucede, más a los más pobres y vulnerables. Por eso y finalmente, esta fase novedosa de la nueva normalidad requiere para afrontarla con garantía de la hospitalidad: que ante la incertidumbre, es responsable, generosa y solidaria, inclusiva y acogedora.
En anteriores comunicaciones y mientras viviamos confinados en muchas partes del mundo, especialmente en Europa en aquellos momentos, os decía que era la hora de la hospitalidad. Ahora os digo lo mismo para aquellos lugares del mundo que vivís esa fase todavía de cuarentena o confinamiento. Pero os digo además que para quienes hemos iniciado esta “nueva normalidad” es también la hora de la hospitalidad. La de salir de nosotros mismos para acoger con responsabilidad, generosidad y solicaridad a muchas personas que viven en la incertidumbre y en la precariedad en cualquiera de los ámbitos de su vida. Os invito de nuevo a todos los Hermanos, Comunidades y Centros a ser sensibles a las necesidades de las personas en este momento y ayudarles con generosidad, siendo creativos y audaces. Os invito a enviar a la Secretaría de Curia General iniciativas y proyectos que las Provincias, Centros y Comunidades estéis realizando en línea con todo lo que acabo de decir. Será una bonita manera de compartir estas iniciativas que podremos dar a conocer a toda la Orden a través de la nuestra página web.
La pandemia del coronavirus está teniendo un impacto evidente en el trabajo y en las actividades de la Orden, de las Curias Provinciales y de la Curia General. Hemos tenido que cancelar la práctica totalidad de los viajes previstos, así como las visitas y los encuentros presenciales en Roma. Durante este tiempo hemos tenido diversas sesiones del Definitorio General de manera virtual, para poder seguir y dar respuesta a los temas esenciales de la vida de la Orden. El día 25 de junio tuvimos el último encuentro del Definitorio General y dadas las perspectivas de la situación de la pandemia en el mundo, se decidió cancelar las visitas canónicas generales previstas para 2020, así como la Asamblea de Superiores Provinciales programada para inicios del mes de octubre. Seguramente y en torno a esas fechas, se programarán algunos encuentros on line con los Superiores Provinciales, bien por regiones o bien por lenguas, para tratar algunos temas e informaciones más urgentes. Por otra parte en Curia General, se intentarán realizar virtualmente, la mayor parte de los encuentros, reuniones de comisiones y grupos de trabajo programados. Si no cambia mucho la situación, se cancelan todos los encuentros y viajes, al menos intercontinentales, hasta nueva fecha.
Deseo agradecer una vez más a todos los Hermanos, Colaboradores y Voluntarios de todas las Casas de la Orden, el esfuerzo, el servicio y el compromiso en la lucha contra la pandemia, a veces incluso, en condiciones muy difíciles. Estáis honrando la figura de San Juan de Dios y de tantos y tantos Hermanos y Colaboradores, que a lo largo de la historia de la Orden, se han lanzado, sin mirarse a sí mismos, a combatir el sufrimiento, la pobreza y la enfermedad, muchas veces en situaciones de duras epidemias que les ha costado a muchos la propia vida. Era el precio de la hospitalidad vivida en profundidad. Pedimos al Señor, para que nadie pierda la vida e incluso, si es posible, nadie se contagie, pero seamos hospitalarios con la misma profundidad y responsabilidad con la que ellos lo fueron.
Concluyo con unas palabras siempre inspiradoras del Papa Francisco, a los sacerdotes de la diócesis de Roma el 31 de mayo de 2020:
”Llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: “¡La paz esté con ustedes!” (Jn 20,19-20).
El Señor no eligió ni buscó una situación ideal para irrumpir en la vida de sus discípulos. Ciertamente, nos hubiera gustado que todo lo sucedido no hubiera pasado, pero pasó; y como los discípulos de Emaús, también podemos quedarnos murmurando entristecidos por el camino (cf. Lc 24,13-21). Presentándose en el cenáculo con las puertas cerradas, en medio del confinamiento, el miedo y la inseguridad que vivían, el Señor fue capaz de alterar toda lógica y regalarles un nuevo sentido a la historia y a los acontecimientos. Todo tiempo vale para el anuncio de la paz, ninguna circunstancia está privada de su gracia. Su presencia en medio del confinamiento y de forzadas ausencias anuncia, para los discípulos de ayer como para nosotros hoy, un nuevo día capaz de cuestionar la inamovilidad y la resignación, y de movilizar todos los dones al servicio de la comunidad. Con su presencia, el confinamiento se volvía fecundo gestando la nueva comunidad apostólica”.
La presencia del Señor lo cambia todo. Que en medio de la incertidumbre y la dificultad, reine la esperanza y la confianza que nos ofrece la paz del Resucitado, que vive en medio de nosotros.
Unidos en la hospitalidad y en la oración, recibid mi saludo fraterno.
Hno. Jesús Etayo
Superior General
Roma, 20 de mayo de 2020
COVID – 19 (6)
A todos los Hermanos y Colaboradores, miembros de la
Familia Hospitalaria de San Juan de Dios
Apreciados
todos/as,
Me dirijo a todos
vosotros por sexta vez en relación a la pandemia del coronavirus que continúa
creciendo en el mundo, aunque la afectación a la población va cambiando con el
paso del tiempo. A día de hoy en el mundo son casi cinco millones de personas
diagnosticadas positivas al covid-19 y más de 325 mil personas fallecidas. Son
también muchos miles de personas que se han curado. Sin embargo la pandemia
sigue avanzando, en algunos lugares por primera vez y en otros con temor a
nuevas olas de contagio. Todos en espera de una vacuna que sea eficaz y llegue
a toda la población mundial, lo cual tardará un tiempo, todavía por determinar.
En muchos lugares
del mundo y gracias a las medidas restrictivas de emergencia que se han tomado,
se han reducido mucho los contagios y fallecimientos. En estos momentos estos
países están iniciando una nueva fase, con menos restricciones, con el fin de
volver poco a poco a lo que algunos llamana “nueva normalidad”, pero con muchos
temores a dar pasos atrás por nuevos focos de contagio. En otros lugares
todavía siguen las restricciones severas y en otros se espera todavía, la
llegada más virulenta del coronavirus.
En lo que
respecta a la Orden, a las comunidades y a los centros, la situación en general
es bastante más tranquila en estos momentos. La mayoría de los Hermanos que
fueron contagiados, son ya negativos, a excepción de tres, que esperamos lo
sean en los próximos días. Sin embargo, a pesar de ser ya negativos, en algunos
casos las secuelas que el virus les ha dejado, hace que todavía necesiten
tratamiento y cuidados médicos.
Lo mismo sucede
con los Colaboradores. Han sido muchos los que se contagiaron, pero gracias a
Dios la mayoría ya están bien. Todavía queda un grupo significativo y
últimamente hay que lamentar el fallecimiento de un Colaborador de Colombia.
En relación a
personas enfermas con covid-19 asistidos en nuestros centros, también están
disminuyendo bastante. Todavía hay varios hospitales, especialmente en Europa,
que continúan atendiendo enfermos de coronavirus. Se han atendido más de 2000
enfermos de coronavirus, de los que entorno a 300 han fallecido.
Cuando en muchos
países estamos entrando en la fase dos, porque los contagios y fallecimientos
por causa del virus han disminuido considerablemente, nos damos cuenta que los
efectos del covid-19 no son solamente sanitarios, sino también sociales,
económicos, espirituales e institucionales. De hecho se debate mucho sobre la
necesidad de quitar restricciones y reabrir los negocios y la economía, porque
de lo contrario, cada vez será más profunda la crisis económica y social que se
producirá.
Dice el Papa Francisco que, “la credibilidad de la Iglesia pasa a través de la via del amor misericordioso y compasivo.” (Misericordiae Vultus, 10). En mis anteriores cartas os decía que esta es la hora de la hospitalidad. Es la hora de manifestar el Cristo compasivo y misericordioso del Evangelio entre los hombres y mujeres (cf. Constituciones de la Orden, 5). Es la hora de salir de nosotros, con las precauciones debidas, para asistir a las personas necesitadas, víctimas en este caso de la pandemia, no solo a nivel sanitario, sino también a nivel social, económico y espiritual. Es la manera de hacer creible a la Iglesia y de hacernos creibles como Orden y Familia de San Juan de Dios.
A nivel
institucional, de la Orden, estamos previendo dificultades importantes para
muchos centros y obras de la Orden, a causa de la crisis producida por la
pandemia: centros que han debido cerrar muchos servicios, otros que ven
disminuida enormemente su actividad porque los pacientes no llegan y otras
razones que pondrán en crisis a muchas de nuestras estructuras. Debemos
preverlo y gestionarlo del mejor modo posible, haciendo planes concretos para
este momento en los que debemos adecuar los servicios y los recursos para no
crear deudas excesivas que luego lastren su viabilidad. Deberemos también, en
la medida de nuestras posibilidades, estar disponibles para ayudarnos dentro de
las propias Provincias, y también debemos estar abiertos a ayudar a otras
Provincias y centros más desfavorecidos por su situación y por la afectación de
la pandemia. Como siempre no dudamos de la generosidad y hospitalidad con todas
las obras y personas de nuestra Orden. Es la hora de la hospitalidad con
nuestra Familia Hospitalaria de San Juan de Dios.
A nivel social
están aumentando enormemente los problemas de todo tipo, no obstante los
esfuerzos de muchos gobiernos por ayudar a las personas: muchos están perdiendo
el empleo, otros tienen que cerrar sus empresas y negocios porque resultan
inviables, para muchas personas les comienza a faltar lo imprescindible y deben
ir a pedir alimentos, ropa y lo más necesario. Otras no tienen medios para
seguir pagando un alquiler y con mucha probabilidad perderán la vivienda etc.
Todas ellas son situaciones muy tristes que no nos pueden dejar impasibles e
insensibles. Por ello y en la medida de las posibilidades de cada Provincia y
de cada centro os animo a crear espacios de solidaridad y ayuda a las personas
de vuestro entorno con graves necesidades sociales, incluidas aquellas personas
que colaboran en nuestras obras apostólicas. Se que muchos ya lo hacéis y se
que en estas circunstancias es dificil, porque a nadie le sobra. Pero es
necesario ser creativos y reinventar la hospitalidad, sobre todo con aquellos más
próximos a nuestros centros, ayudándoles con lo que podamos, especialmente en
cuestiones básicas, o colaborando con otras entidades que también se preocupan
de los más necesitados, para que nadie se quede atrás. Os invito a todos,
especialmente a los Hermanos, a ser pioneros y promotores de estos proyectos,
porque es la hora de la hospitalidad... no nos quedemos atrás nosotros.
Otras
consecuencias de la pandemia son las dificultades que se producen a nivel de
las relaciones humanas, a nivel de salud mental y a nivel espiritual y
religioso. En mi anterior carta animaba a todos los Servicios de Atención
Espiritual y Religiosa para la atención de esta dimensión a los enfermos,
familiares y colaboradores. Reafirmo de nuevo mi invitación y la extiendo, no
solo a los SAER sino también a todos los Hermanos y Colaboradores del ámbito de
la salud mental y en general a todos los miembros de nuestra Familia de San
Juan de Dios, para estar disponibles a escuchar, acompañar, atender y ayudar a
todas las personas que sufren cualquier dificultad en estas dimensiones, ya que
las cosecuencias personales, familiares, sociales y económicas que está dejando
la pandemia, son muy grandes y están produciendo mucho sufrimiento. Por ello
para toda la Orden y los que formamos parte de ella es la hora de la
hospitalidad... la de la escuchar, acompañar y dar esperanza.
En medio de está
situación dolorosa que nos toca vivir, el Espíritu del Señor Resucitado, nos
sigue hablando a través de múltiples gestos de amor misericordioso y compasivo
que vemos cada día en nuestros centros y en todo el mundo. Además, el Espíritu
Santo, a quien esperamos su venida próximamente en Pentecostés, se sigue
haciendo presente en medio de su Iglesia y de nuestra Orden, inspirándonos
nuevas formas de manifestar el amor misericordioso y compasivo de Dios a través
de la hospitalidad. Lo que acabo de indicar son solo algunos ejemplos que os
invito a concretar en cada Provincia, Comunidad y Centro, porque el Espíritu
del Señor nos dice también que es la hora de la hospitalidad para todos
nosotros. ¡Adelante!.
Como he hecho en
cada una de mis cartas, deseo manifestar una vez más, mi agradecimiento a todos
los Hermanos, Colaboradores y Voluntarios que desde el inicio de la pandemia
estáis trabajando con tanta ejemplaridad y generosidad, testimoniando lo mejor
que puede ofrecer nuestra institución: la hospitalidad y el servicio a los
enfermos y necesitados. ¡San Juan de Dios está orgulloso de vosotros!.
Son más de dos
meses los que hemos estado confinados en Italia y por tanto en Curia General.
Ahora se han relajado las medidas, pero todavía no son posibles viajes ni
algunas de las reuniones que estaban previstas. Estamos haciendo algunas, como
los Definitorios Generales, de forma virtual, lo que nos está permitiendo
seguir y dar salida a las cosas más urgentes. No sabemos todavía cuando
podremos regresar a la vida normal, aunque nos tememos que tardaremos algún
tiempo, a pesar de que poco a poco algunas cosas se irán desbloqueando. Por el
momento hemos tenido que cancelar las visitas canónicas generales previstas
hasta el mes de julio, así como todos los encuentros previstos en Roma.
Igualmente nos hemos visto obligados a aplazar las Asambleas Provinciales para
la Unificación de las Provincias de España y de América Latina, previstas para
los meses de junio y julio respectivamente. En función de cómo evolucione la
pandemia, veremos si se podrán realizar las actividades programadas por el
Gobierno General a partir del mes de agosto hasta final de año.
En mi carta de
Pascua de este año os decía que el uno de mayo se clausuraría la celebración
del Año Jubilar que fue solicitado por S.E. Mons Conrado Sanguineti, obispo de
Pavía y en el cual habíamos participado la Orden, especialmente la Provincia
Lombardo Veneta. Pues bien, dado que la pandemia del coronavirus confinó a toda
Italia durante más de dos meses, ha sido concedido por la Penintenciaría
Apostólica, a petición del obispo de Pavía, el prolongamiento del Año Jubilar
hata el uno de mayo de 2021.
Deseo concluir con unas palabras del Papa Francisco: “Ahora, mientras
pensamos en una lenta y ardua recuperación de la pandemia, se insinúa
justamente este peligro: olvidar al que se quedó atrás. El riesgo es que nos
golpee un virus todavía peor, el del egoísmo indiferente, que se
transmite al pensar que la vida mejora si me va mejor a mí, que todo irá bien
si me va bien a mí. Se parte de esa idea y se sigue hasta llegar a seleccionar
a las personas, descartar a los pobres e inmolar en el altar del progreso al
que se queda atrás. Pero esta pandemia nos recuerda que no hay diferencias ni fronteras
entre los que sufren: todos somos frágiles, iguales y valiosos. Que lo que está
pasando nos sacuda por dentro. Es tiempo de eliminar las desigualdades, de reparar
la injusticia que mina de raíz la salud de toda la humanidad”(Homilía II
Domingo de Pascua. Roma 19 de abril de 2020). Es finalmente la hora de la
hospitalidad, la de estar junto a los enfermos, pobres y necesitados, junto
a los vulnerables y descartados por el virus del egísmo indiferente.
Unidos en la hospitalidad y en la oración, recibid mi saludo fraterno.
Hno. Jesús Etayo
Superior General
Roma, 28 de abril de 2020
COVID – 19 (5)
A todos los Hermanos y Colaboradores, miembros de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios
Apreciados todos/as,
La pandemia del coronavirus sigue avanzando y prácticamente ha llegado a todo el mundo. Los contagios aumentan cada día, así como el número de fallecidos y también, gracias a Dios, el número de personas curadas.
Lo que va cambiando poco a poco son las fases en las que cada país está pasando la pandemia. Mientras en muchos países apenas han comenzado o siguen en la fase del confinamiento, otros países están iniciando y preparándose para la siguiente fase del desconfinamiento. Ciertamente con muchas dudas e incertidumbres sobre lo que pueda pasar en esta etapa de “convivencia con el virus”, dado que todavía hay muchas cosas que se desconocen del mismo.
En cuanto a la afectación del covid-19 en la Orden, teniendo en cuenta la información que nos ha llegado hasta el día de hoy, los datos son los siguientes: Se han contagiado un total de 43 hermanos, de los cuales, como ya indiqué en mi anterior carta, 5 han fallecido, 24 ya se han curado y 14 continúan contagiados, en fase de recuperación. De estos últimos, ocho son de las Provincias de España, cuatro de la Provincia del Buen Pastor (uno de ellos pertenece a la Provincia de Corea, que está haciendo un tiempo de estudio en Canadá), uno pertenece a la Provincia de Francia y otro hermano a la Provincia Lombardo Veneta. Esperamos que todos se recuperen pronto.
Respecto a colaboradores contagiados, no tenemos un dato preciso, además muchos de los que se contagiaron hace un cierto tiempo, ya se han curado y reincorporado a su trabajo. No obstante al menos 300 colaboradores están actualmente contagiados, especialmente de España, Italia y Colombia, donde hace unos días conocimos el contagio de 42 colaboradores aproximadamente en uno de los centros de Bogotá. En África, por las noticias que tenemos siguen algunos pocos contagiados en el hospital de Monrovia (Liberia). En el resto del mundo donde está presente la Orden no tenemos noticias de ningún otro contagiado.
En algunos de nuestros hospitales y centros han fallecido un buen número de personas a causa del covid-19. Por otro lado algunos residentes en centros de la Orden también han fallecido por el virus, bien en los propios centros o en otros hospitales donde fueron derivados. Para todos ellos y sus familias, nuestra oración y nuestras condolencias.
La pandemia no solo está creando problemas de salud, que sin duda son los más urgentes atender. Estamos viendo ya con mucha claridad que como consecuencia de dicha pandemia está llegando una crisis importante a nivel económico, social y de bienestar psicológico y espiritual. Nos preocupa mucho esta realidad porque va a afectar a todo el mundo y de modo especial impactará sobre las personas y las naciones más vulnerables.
Muchos están viendo venir las dificultades para el sostenimiento de los centros, debido a la bajada de actividad, a la crisis económica que está llegando y al temor de tener que cerrar algún centro por los contagios o por falta de recursos. Es necesario desde este mismo momento gestionar la realidad de cada centro teniendo en cuenta todas estas realidades y tomando todas las medidas necesarias y posibles que permitan el sostenimiento de los mismos. Como siempre contamos con la generosidad de la Orden y de todas sus Provincias, pero en esta ocasión debemos pensar que la crisis es de orden mundial y será difícil poder atender todas las demandas.
Ante el momento difícil que vivimos y el que parece ser viviremos en todo el planeta en los próximos meses y años seguramente, se nos invita a toda la Orden, a toda nuestra Familia Hospitalaria de San Juan de Dios, a dar lo mejor de nosotros mismos: la hospitalidad al estilo de San Juan de Dios. Todos, hermanos y colaboradores, somos llamados a salir de nosotros mismos para asistir a las personas enfermas y también a las personas pobres y vulnerables que la pandemia comienza a dejar ya por el camino. Lo debemos hacer con todas las medidas preventivas necesarias, pero nuestra misión de hospitalidad nos llama a ello, a dedicarnos a nuestros hermanos necesitados, como lo hizo San Juan de Dios y muchos otros hermanos.
Me permito recordar que debemos poner especial atención en la asistencia espiritual y religiosa en los centros, sin descuidarla en ningún momento. Guardando las normas de protección, pero dando alivio espiritual y humano a lo enfermos y familiares, a los colaboradores y voluntarios. Junto al ejército de los demás hermanos y colaboradores, estáis llamados a hacer presente el amor de Dios a quienes sufren.
Deseo una vez más, agradecer a todos los hermanos y colaboradores, el compromiso y el servicio de hospitalidad que estáis realizando durante este tiempo, como verdaderos hijos de San Juan de Dios. Debemos continúar y prepararnos todos para intensificar nuestra dedicación a los enfermos, pobres y necesitados que esta pandemia nos va dejando. Es la hora de la hospitalidad y nosotros somos llamados por el Señor y por la Iglesia, a ser la vanguardia del amor samaritano de Dios a sus hijos más frágiles y vulnerables.
Aprovecho esta comunicación para presentaros un breve documento, que os adjuntamos, elaborado por la Comisión General de Bioética de nuestra Orden, cuyo responsable es el Hno. Joaquím Erra, primer Consejero General. Es una reflexión que pretende ayudarnos a identificar los elementos fundamentales que está produciendo la pandemia, aportando algunos criterios en línea con lo que acabo de indicar en esta carta y dándonos algunos recursos que pueden ser útiles para todos. Os invito a leerlo y a hacerlo llegar a los responsables de los Comités o cualquier otro tipo de grupos o foros de Bioética que puedan existir en las Provincias y en las Casas. Muchas gracias a la Comisión General de Bioética.
Concluyo transcribiendo unas frases del comunicado hecho por la Provincia del Buen Pastor a los colaboradores el pasado 20 de abril. “Reflexión sobre la misión: La hospitalidad como una respuesta radical para satisfacer las necesidades de los demás. Hoy, reflexionamos sobre el valor de la Dignidad. Nuestra misión de hospitalidad está guiada por los derechos humanos básicos como el acceso equitativo a la alimentación, la seguridad, el alojamiento, la atención sanitaria y la educación que, son esenciales para la dignidad humana. ¡La fe por encima del miedo!. (Faith over Fear!): es comprensible que podamos llevar nuestros miedos y ansiedades al lugar de trabajo, dado el entorno actual. No estamos solos. No estáis solos. Saldremos de esto juntos”.
Es una forma bonita de concretar hoy nuestra misión de hospitalidad: defendiendo la dignidad de las personas más frágiles y vulnerables, que crecen con fuerza a causa de esta pandemia. No nos dejemos vencer por el miedo, la fe en el Señor Resucitado y la hospitalidad que hemos recibido según el espíritu de San Juan de Dios, nos lanzan a salir por el mundo repartiendo amor, solidaridad y dignidad a todos los necesitados, en los que está encarnado Cristo Resucitado.
Unidos en la hospitalidad y en la oración, especialmente estos días que estamos celebrando la Semana de oración por las Vocaciones, recibid mi saludo fraterno.
Hno. Jesús Etayo
Superior General
Roma, 14 de abril de 2020
COVID – 19 (4)
A todos los Hermanos y Colaboradores, miembros de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios
Apreciados todos/as,
Este año hemos vivido la Semana Santa y hemos celebrado la Pascua de una forma inusual y diferente en la mayor parte del mundo, a causa de la pandemia del coronavirus. El confinamiento de gran parte de los países ha hecho que muchas personas y también comunidades religiosas hayan tenido que vivir las celebraciones por televisión o de forma virtual. Hemos visto las celebraciones del Vaticano con una basílica de San Pedro vacía, con una sensación extraña. Así nos ha tocado vivirla esta año y así hemos entrado en la Pascua, con la alegría y la esperanza de que la vida que nos trae el Cristo Resucitado será la última palabra y nos ayudará a superar este tiempo de dolor, de sufrimiento y de muerte que estamos viviendo.
Como sabéis la pandemia se está extendiendo y está llegando prácticamente a todos los rincones del mundo, con diferente impacto por el momento. En las próximas semanas iremos conociendo mejor cómo afecta la llegada del virus a los diversos continentes y países.
En el momento actual, Estados Unidos es la nación con el mayor número de contagiados y fallecidos, seguida de varios países de Europa, entre los que continúan destacando Italia, España, Francia, Alemania y Reino Unido. El virus ha llegado también a América Latina y África, donde el impacto no es muy grande por el momento, aunque habrá que seguir la evolución en las próximas semanas. Asia, Australia y el Pacífico, en línea con las anteriores informaciones.
Gran parte del mundo estamos confinados, en espera de que se pueda controlar la situación. Por el momento solamente China ha iniciado la etapa del desconfinamiento, con algunas restricciones, por prudencia, ya que nadie conoce con exactitud el comportamiento del virus.
En lo que se refiere a la Orden, el covid-19 está siguiendo los mismos patrones que a nivel del mundo. Hasta el día de hoy y teniendo en cuenta la información que nos ha llegado, cuatro Hermanos fallecieron a causa del coronavirus (dos de Aragón, uno de Andalucía y uno de Francia). Varios Hermanos se han contagiado por el virus, la mayor parte en España, uno en Italia y dos en Francia, uno de los cuales falleció. En España además de los Hermanos fallecidos, doce ya se curaron y dieron negativo y 18 siguen en proceso de curación, que esperamos se confirme en los próximos días, al igual que el Hermano de la Provincia Lombardo Veneta y de Francia que siguen positivos al test del covid-19.
En relación a los Colaboradores, un importante número se ha contagiado, en gran parte debido a que en un buen número de hospitales de la Orden se asiste a enfermos con coronavirus. No tenemos los datos exactos, pero por los que tenemos podemos decir que entorno a 300 Colaboradores, la mayoría en España e Italia -pero también algunos en otros países e incluso hemos conocido hoy los primeros casos en África-, han dado positivo al test del coronavirus, con los correspondientes casos de compañeros que han debido guardar la cuarentena. Poco a poco van curándose y no tenemos noticia de fallecimientos, desde la última información.
Muchos pacientes con covid-19 están siendo asistidos en los hospitales de la Orden. Un buen número de ellos se van recuperando pero tristemente algunos también fallecen, al no poder superar la infección. También han habido algunos fallecimientos en Residencias de Ancianos, aunque en general se está haciendo un buen trabajo para evitar los contagios.
Quiero en esta ocasión, hacer mención precisamente a las Residencias de Ancianos, a los Centros de Salud Mental, a los Centros de Discapacitados y a los Centros de atención de personas sin hogar, inmigrantes o personas excluidas. Como saben, son Centros de especial riesgo y es necesario extremar todas las medidas para evitar los contagios, dado que si no estamos atentos el problema puede ser muy grande. Hay que escuchar a los técnicos y seguir la normativa prevista. Pero de entrada en estos Centros y en estos momentos, deben existir solo la parte de los que están contagiados y la parte de quienes no lo están, evitando a toda costa nuevos contagios.
Deseo agradecer a la región de América Latina el trabajo de coordinación y ayuda que están realizando entre todas las Provincias y Delegaciones, para aunar criterios y trabajar con los estándares apropiados en todos los sentidos. Igualmente desde hace varias semanas se creó una Unidad de Crisis para África, coordinada por la Fundación Juan Ciudad, con la participación de diversas entidades de la Orden en Europa (Irlanda, Holanda, Italia), la Provincia de San Agustín, la Oficina de Misiones y Cooperación Internacional de Curia General, con el fin de asesorar y ayudar a las Casas de las dos Provincias de África sobre todo, estableciendo los protocolos que se deben seguir, conociendo las necesidades y enviándoles algunos recursos para adquirir el material de protección necesario para una primera fase. Este grupo sigue trabajando y evidentemente, según como vaya afectando el virus, irá viendo cómo seguir ayudando a las Casas en África.
No quiero concluir esta comunicación sin agradecer una vez más, a todos los Hermanos y Colaboradores que estos días están trabajando hasta la extenuación para asistir a los enfermos y personas atendidas en nuestros Centros y a sus familias, en la lucha contra esta pandemia. En algunos lugares las condiciones parece que van mejorando un poco, pero somos conscientes que todavía son muy difíciles y en algunas ocasiones precarias. Gracias en nombre de toda la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios.
En Curia General también estamos viviendo en una situación prácticamente de confinamiento. Ello está implicando que muchas actividades y reuniones previstas en este tiempo se hayan tenido que suspender. Algunas acciones pueden hacerse virtualmente, pero otras no es posible. No sabemos hasta cuándo durará esta situación. Cuando termine deberemos reprogramar todo lo que ahora no pueda realizarse. Lo iremos comunicando a su debido tiempo.
Agradezco a los Superiores Provinciales la información que nos estáis enviando y os invito a seguir haciéndolo para poder tener los datos lo más actualizados posible.
La situación sigue siendo muy difícil y no sabemos hasta cuándo durará. En muchos lugares seguimos confinados y la realidad está siendo dura. En este tiempo de Pascua, sigamos confiando en el Cristo Resucitado, que sigue indicándonos que la hospitalidad sigue siendo también en este tiempo del coronavirus, la respuesta adecuada y eficaz ante el sufrimiento y la muerte. Seguid, Hermanos y Colaboradores, dando testimonio de la hospitalidad de San Juan de Dios, para el bien de los enfermos y necesitados, de la Iglesia y del mundo.
Sigamos rezando los unos por los otros y todos por el mundo, especialmente por los que están sufriendo con más virulencia esta pandemia. Encomendemos al Señor Resucitado a nuestros Hermanos, Colaboradores y familiares que ya han fallecido y a los que están sufriendo la enfermedad estos días.
Fraternamente
Hno. Jesús Etayo
Superior General
Roma, 30 de marzo de 2020
COVID – 19 (3)
A todos los Hermanos y Colaboradores, miembros de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios
Apreciados todos/as, una vez más me dirijo a vosotros para sentir la cercanía de toda nuestra Familia y para informaros acerca de la situación de las Casas de la Orden en relación a la pandemia del Covid-19 que sigue avanzando y afectando a casi todos los países del mundo.
Los medios de comunicación nos dan a diario los datos de cómo está afectando la pandemia en el mundo. Hasta el día de hoy se han contabilizado más de setecientos mil contagios, treinta y cuatro mil fallecimientos y ciento cuarenta y nueve mil curaciones en el mundo. Estados Unidos es la nación que más contagios tiene hasta el momento, pero sigue siendo Europa, especialmente Italia y España seguidos de Francia, Alemania y otros países, donde la pandemia crece con más fuerza y con más fallecimientos. Por desgracia el virus está llegando cada vez más a todos los continentes, como ya decía la semana pasada, por lo que en gran parte del mundo se están tomando medidas preventivas muy restrictivas. China es el único país por el momento, donde parece que el virus está retrocediendo y se están retirando algunas medidas de restricción. Esta situación está creando una crisis sanitaria grande, cuyas dimensiones todavía no podemos adivinar, pero también una crisis económica y social muy importantes.
En cuanto a los Centros y Casas de la Orden y teniendo en cuenta la información que nos ha llegado hasta este momento, la situación más preocupante sigue estando en Italia y España, aunque como decía antes en prácticamente todos los países donde está la Orden ya se están dando casos de Covid-19 y se están tomando las medidas necesarias, al menos así esperamos.
No hay Hermanos contagiados en ninguna Casa de la Orden a excepción de Italia donde tenemos un Hermano que ha dado positivo al coronavirus y de España donde hay 14 Hermanos actualmente con resultado positivo. A día de hoy la mayoría están aislados en las Comunidades y algunos ingresados en el hospital, con atención médica.
Respecto a los Colaboradores y aunque no tenemos una información precisa de todas las Provincias, les puedo decir que al menos hay un número en torno a 280 que han dado positivo al coronavirus. Esto está creando algunas tensiones en algunos Centros por la escasez de personal, ya que en muchas ocasiones otros tantos Colaboradores deben hacer cuarentena si han estado en contacto con una persona que ha dado positivo.
En cuanto a fallecimientos por el Covid-19 en nuestras Casas, hay un cierto número de pacientes que han fallecido, sobre todo en algunos hospitales que, a petición de las Administraciones públicas, están atendiendo enfermos con coronavirus. Por lo que se refiere a Hermanos, en total hasta la fecha han fallecido dos Hermanos, uno de 97 años como informaba la semana pasada y otro de 88. El resto de Hermanos fallecidos durante la semana anterior no fue a causa del virus. En cuanto a Colaboradores, solo tengo la información del fallecimiento de un Colaborador en Italia, que estaba en excedencia laboral.
De nuevo quiero agradecer a todos los Hermanos y Colaboradores que estos días están dando lo mejor de sí mismos para asistir a los enfermos y sus familias, en la lucha contra esta pandemia. Sabemos además que lo estáis haciendo en condiciones muy difíciles, sobre todo en los países más afectados, por la falta de material y la saturación de enfermos que os llegan. Gracias mil veces. San Juan de Dios os sostiene y os acompaña con su presecia y su intercesión.
El pasado viernes, 27 de marzo, el Papa Francisco hizo una oración en solitario prácticamente en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde impartió la bendición urbi et orbi con motivo de esta pandemia. Durante la oración y después de leer un texto del Evangelio de San Marcos, dijo unas palabras llenas de profundidad y de luz. Quisiera solamente recordar algunos párrafos, para toda nuestra Familia de San Juan de Dios:
“La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad.
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguémosle nuestros temores, para que los venza. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere.
Abrazar su Cruz es animarse a abrazar todas las contrariedades del tiempo presente, abandonando por un instante nuestro afán de omnipotencia y posesión para darle espacio a la creatividad que sólo el Espíritu es capaz de suscitar. Es animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad. En su Cruz hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza.
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Queridos hermanos y hermanas: Desde este lugar, que narra la fe pétrea de Pedro, esta tarde me gustaría confiarlos a todos al Señor, a través de la intercesión de la Virgen, salud de su pueblo, estrella del mar tempestuoso. Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios. Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil y tenemos miedo. Mas tú, Señor, no nos abandones a merced de la tormenta. Repites de nuevo: «No tengáis miedo» (Mt 28,5). Y nosotros, junto con Pedro, “descargamos en ti todo nuestro agobio, porque Tú nos cuidas” (cf. 1 P5,7).
Agradezco a los Superiores Provinciales la información que nos estáis enviando y os invito a seguir haciéndolo.
La situación sigue siendo muy difícil y no sabemos hasta cuándo durará. No tengamos miedo, como nos dice el Papa Francisco, alimentemos nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor, pongamos al servicio de los enfermos y necesitados lo mejor de nosotros mismos, la hospitalidad, como lo hicieron siempre nuestros Hermanos y como nos enseñó nuestro Fundador, San Juan de Dios. Ayudémonos entre nosotros, en las Casas, entre las Casas de las Provincias y entre las Provincias de cada Región. La solución a este problema no es individual, debemos buscarla todos unidos, colaborando y poniendo lo que tenemos al servicio de los demás. Es el momento también de luchar contra esta pandemia en red. Que nadie se guarde nada, delante de las necesidades de los demás.
Sigamos todos rezando los unos por los otros y todos por el mundo, especialmente por los que están sufriendo con más fuerza esta pandemia. Encomedemos al Señor a nuestros Hermanos, Colaboradores y familiares que ya han fallecido y a los que están sufriendo la enfermedad estos días.
Fraternamente
Hno. Jesús Etayo
Superior General
Roma, 23 de marzo de 2020
COVID – 19 (2)
A todos los Hermanos y Colaboradores, miembros de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios
Una semana después de mi última comunicación deseo informarles de la situación de las Casas de la Orden en relación a la pandemia del coronavirus, que sigue creciendo y afectando cada vez a más países en todo el mundo.
Por los medios de comunicación saben como se va extendiendo a más lugares y cómo va afectando a más personas. Sigue el epicentro en este momento en Europa, donde la práctica totalidad de países están afectados y han tomado medidas cada vez más restrictivas. Italia y España, seguidos de Francia, Alemania y Reino Unido son los países con más contagios y personas fallecidas, especialmente los dos primeros, en los que el número de contagiados y fallecidos están llegando a unos números absolutamente inesperados y lo peor es que no hay certeza de cuando comenzarán a disminuir y por lo tanto a controlarse. En algunos puntos concretos los sistemas sanitarios se están saturando y ello hace más dificil todo.
Fuera de Europa, en Estados Unidos están creciendo los casos, también en Canadá y en casi todos los países de América Latina y el Caribe se están tomando medidas severas para la prevención, porque ya han llegado algunos casos.
En Asía parece que se van controlando en China e incluso en Corea del Sur, aunque todavía con medidas restrictivas muy importantes. En el resto de países de Asía, Australia y el Pacífico, con medidas restrictivas, porque también allí llegó el virus.
En África por desgracias también está llegando la pandemia y se están haciendo llamadas a tomar medidas rectrictivas a todos los países para evitar la propagación, por las dificultades añadidas que pueden existir. Muchas naciones han tomado medidas, esperemos que lo puedan contener.
En cuanto a los Centros y Casas de la Orden y teniendo en cuenta la información que nos ha llegado hasta este momento puedo decirles lo siguiente:
No hay Hermanos ni Colaboradores contagiados en ninguna Casa de la Orden a excepción de:
Italia: Aquí por el momento no hay ningún Hermano contagiado pero si algunos Colaboradores de la Provincia Lombardo Veneta y del Hospital de la Isla Tiberina. Por el momento el problema más fuerte se está dando al norte, donde los servicios sanitarios se están saturando. Nuestra Casa de Erba es la que más está sufriendo en este sentido, el resto por el momento está mejor.
España: Es donde más afectados hay. Por el momento un Hermano de 97 años falleció por coronavirus y 9 Hermanos de las tres Provincias y una religiosa que sirve en uno de nuestros Centros están contagiados, aunque por el momento están bien, no precisan de ingreso hospitalario y varios están asintomáticos. En cuanto a Colaboradores, un número cercano a 100 han dado positivo al Covid-19. Madrid sigue siendo el punto más crítico, seguido de Catalunya y el País Vasco. Nuestros Centros están haciendo una gran labor en coordinación con las Administraciones Públicas y en varios se están atendiendo enfermos con coronavirus.
Austria: La situación está más controlada que en los dos países anteriores, pero a
fecha 19 de marzo habían al menos seis Collaboradores contagiados.
Además hay que tener en
cuenta que las personas contagiadas, Hermanos y Colaboradores, producen un
número importante de otras personas que deben guardar la cuarentena o deben ser
aisladas.
Pido a todos que nos unamos en la oración con toda la
Iglesia y toda la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios para pedir al Señor
por todos los enfermos y personas afectadas por el virus y de manera especial
por todos los miembros de nuestra Familia, Hermanos y Colaboradores, que han
sido contagiados.
Quiero, en nombre de toda la Orden, agradecer a todos los
Hermanos y Colaboradores que estos días están dando lo mejor de sí mismos para
asistir a los enfermos y sus familias, en la lucha contra esta pandemia.
Estamos muy orgullosos de vosotros, porque una vez más estáis haciendo brillar
el carisma y la misión de la hospitalidad, más allá de los discursos y las
palabras: con vuestro compromiso, muchas veces al límite, con vuestra sonrisa
cuando no tenéis ganas de sonreir, con vuestra continua búsqueda de recursos y
medios para asistir mejor, como buenos samaritanos, como nuevos Juan de Dios,
que se multiplican por el bien de quien sufre, de quien tiene miedo, del
anciano asustado, del joven preocupado. Sois para los enfermos el arcángel
Rafael que les lleva el consuelo, el amor de Dios, la ternura y la humanidad.
Gracias por ello. Por ello merecéis los aplausos que la gente da a los
profesionales en muchos países y por ello sabemos que el Señor no nos olvida y
por ello tenemos esperanza y confiamos que está batalla la venceremos.
En algunos países todavía no ha llegado el virus o
todavía con muy poca incidencia. Hermanos y Colaboradores, os pido a todos, si
no lo habéis hecho ya, que predispongáis sin tardar todas las medidas
preventivas necesarias, en los Centros y en las Comunidades. Esta pandemia está
siendo más dura de lo que nadie pensaba y todavía no sabemos hasta dónde
llegará. Por favor, tomen todas las medidas indicadas por las autoridades y aquellas
que por experiencia saben que son necesarias. Recuerdo especialmente a los
países de África, allí tuvieron la experiencia del ébola. Pónganse en marcha y
tomen todas las medidas y protocolos, aprendiendo de aquella dura experiencia.
Seguimos en tiempo de Cuaresma en camino hacia la Pascua.
Vivamos este momento litúrgico con el dolor y la tristeza propia del
sufrimiento que esta produciendo la pandemia, pero con la esperanza en el Señor
de la Vida y la confianza de que con su ayuda superaremos este momento.
Sigo pidiendo a los Superiores Provinciales y Locales que
tomen las medidas necesarias en las Provincias y en cada Comunidad para evitar
contagios, incluyendo si es preciso todo encuentro comunitario de cualquier
tipo.
Agradezco a los Superiores Provinciales la información
que nos estáis enviado sobre cómo está afectando esta pandemia a cada
Provincia. Seguid haciéndolo porque así podremos informar nosotros a toda la
Orden y sobre todo podemos estar más cercanos a vosotros.
Son momentos duros. Las cosas parece que incluso siguen
empeorando. Con las debidas precauciones y normas, cuidándonos lo preciso, es
también la hora de la Hospitalidad, de ponernos a disposición, de servir con el
ejemplo, como lo hicieron nuestros antepasados. Entre ellos recuerdo
especialmente a San Juan Grande, que en 1600 murió en Jerez de la Frontera
(España) a consecuencia de la peste, llevando la hospitalidad hasta sus más
profundas consecuencias, como también lo hiceron recientemente, nuestros
Hermanos que murieron a causa del ébola.
Rezemos los unos por los otros y todos por el mundo, especialmente por los que están sufriendo con más fuerza esta pandemia.
Fraternamente
Hno. Jesús Etayo
Superior General
A todos los Hermanos y Colaboradores, miembros de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios
Deseo enviarles a todos mis cordiales saludos esperando que se encuentren bien. La presente es para informarles de la situación que está creando la pandemia del coronavirus, especialmente en las Casas de la Orden.
Como saben esta pandemia comenzó en China y tuvimos las primeras noticias a finales de diciembre del pasado año. Sin embargo se ha ido propagando muy rápido a otros países como Corea del Sur e Irán y después a Europa, donde ahora dicen que está el epicentro de la pandemia. Sin embargo y aunque con menos casos, poco a poco se va extendiendo a otros países de Oceanía, América y África. Ustedes lo pueden seguir por los medios de comunicación. La pandemia está ocasionando ya un número importante de personas contagiadas y fallecidas.
En cuanto a la Orden la situación es la siguiente, según los datos que tenemos a día de hoy:
China: No hay Hermanos afectados de la única Comunidad que tenemos en Yanji. Sin embargo desde hace bastantes días no tenemos noticias del Hno. Joseph Han, escolástico de nacionalidad china, que se encontraba aislado en Pekín en los primeros días de febrero. El Superior de Yanji está haciendo lo posible por contactar con él, sin éxito por el momento.
Corea del Sur: La pandemia ha producido un número importante de casos, pero no hay afectados entre los Hermanos y según las noticias que tenemos tampoco entre los Colaboradores.
Italia: La situación es muy complicada. Por el momento no hay afectados entre los Hermanos, pero si entre los Colaboradores y también enfermos contagiados que están siendo asistidos en algunos de nuestros Centros. Especialmente en la zona norte de Italia, por tanto de la Provincia Lombardo Veneta, la situación está siendo muy dificil con riesgo de sobrepasar la capacidad del sistema sanitario. Por el momento en Roma y en el área de la Provincia Romana, centro y sur del país, las cosas están un poco mejor, aunque se espera un aumento de casos importante en los próximos días. Hay una llamada del gobierno a permanecer en casa. En Curia General estamos bien, prácticamente todos los Colaboradores trabajan desde sus casas. Igualmente otros muchos Colaboradores de los Centros, bien por el tipo de trabajo o bien por aislamiento forzoso, también trabajan desde sus casas.
España: La situación se ha complicado en los últimos días y va camino de seguir lo sucedido en Italia. Por el momento hay un Hermano de la Comunidad de Ciempozuelos que ha dado positivo, pero está bien, siguiendo los protocolos médicos. Sin embargo un buen número de Colaboradores han sido afectados o están en aislamiento, especialmente en algunos Centros de Madrid y de Barcelona, dos de los focos más fuertes de contagio en España.
Resto de países de Europa: La afectación es desigual, pero prácticamente en todos está creciendo, especialmente en Alemania, Francia y Reino Unido. Por el momento no tenemos noticias de ningún afectado en las Casas de la Orden.
Estados Unidos y Canadá: No tenemos noticias de ningún afectado en las Casas de la Orden.
Oceanía: No tenemos noticias de ningún afectado en las Casas de la Orden.
América Latina y el Caribe: No tenemos noticias de ningún afectado en las Casas de la Orden.
África: No tenemos noticias de ningún afectado en las Casas de la Orden.
Resto de países de Asía y Pacífico: No tenemos noticias de ningún afectado en las Casas de la Orden.
Esta es la información que les podemos dar en estos momentos difíciles que está causando la pandemia del coronavirus. Los datos, como en toda pandemia, son muy provisionales y cambian muy rápidamente. Les pido a todos que guarden y respeten las normas y los protocolos que en los distintos países se están dando para protegerse del virus.
Así mismo pido a todos los Superiores Provinciales, que allí donde lo consideren oportuno y necesario, den las normas precisas para las Casas y para los Hermanos y Comunidades, con el fin de poner freno al contagio en la doble dirección: no contagiarse y no contagiar a los demás. Ello podría llegar a poder dispensar a los Hermanos de determinadas actividades, como por ejemplo realizar reuniones y encuentros comuninatarios. En aquellos lugares donde las Comunidades sean de un número considerable, pueden dispensar de realizar la oración e incluso la Eucaristía en común, solo en caso necesario.
Son momentos muy dificiles, al menos en los lugares donde estamos sufriendo la pandemia con más fuerza. Como Hermanos de San Juan de Dios, nuestros Centros deben estár disponibles y preparados lo mejor posible para ayudar y colaborar con la sociedad a combatir esta pandemia. Los Hermanos que directamente no puedan estar dedicados a la asistencia, intensifiquen la oración personal y si es posible comunitaria rogando al Señor por intercesión de San Juan de Dios por los enfermos, por las personas que están falleciendo y por los profesionales sanitarios y no sanitarios que están trabajando sin descanso por atender a los enfermos.
Pido a todos, Hermanos y Colaboradores, que os cuidéis siguiendo las normas que se dan para el caso. Sobre todo a los Hermanos mayores y a las personas de riesgo, especialmente de las regiones afectadas. Debéis estar en casa y seguir las indicaciones de los Superiores, aunque os cueste alguna de ellas.
Pido a todos los Superiores Provinciales, que periodicamente nos informen de la situación en su Provincia para poder nosotros conocer la realidad de la Orden en esta pandemia y asímismo poder informar a toda la Orden.
Son momentos duros para el mundo, pero son momentos para sacar de nosotros lo mejor: la hospitalidad, la generosidad, la colaboración y la entrega. Sobre todo para vivirlos con preocupación, pero desde la fe y la esperanza en el Señor. Él comparte nuestro sufrimiento y en Él ponemos toda nuestra confianza y nuestra esperanza, para poder superar estos momentos, que por desgracia seguramente durarán todavía un tiempo, según dicen los expertos.
Rezemos los unos por los otros y todos por el mundo, especialmente por los que están sufriendo con más fuerza esta pandemia.
Fraternamente
Hno. Jesús Etayo
Superior General