Alfred Steininger

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Colaborador

Austria

Alfred Steininger

 

Como profesor de enfermería en la Escuela para las Profesiones Sanitarias de los Hermanos de San Juan de Dios de Viena, también me encargo de organizar las practicas, en el ámbito de la formación. Acompaño por lo tanto a los alumnos en las practicas que realizan en los diferentes servicios del hospital. Durante estas practicas a menudo nacen encuentros emocionantes con los pacientes y sus familias.

Una vez se les encargó a dos alumnos el cuidado higiénico de un paciente anciano inmovilizado. Poco antes a este paciente se le había diagnosticado una grave insuficiencia cardiaca. Debido a su avanzada edad y tras recibir el dictamen del comité de bioética, los médicos decidieron junto con los parientes suspender la terapia. Durante la limpieza de la mañana, el paciente expresó su deseo de poder salir una vez más al jardín del hospital. Entonces los dos alumnos, con el consentimiento de los médicos y de los enfermeros organizaron de forma espontánea una salida al jardín para el anciano paciente. Se eligió un horario que permitiese que también la hija del paciente lo acompañara. Cuando el grupo llegó a su destino, al jardín inundado por el sol, por unos minutos sólo hubo silencio, un silencio denso y profundo. Nadie se atrevió a pronunciar una sola palabra. El padre y la hija lloraban sin parar. Al volver a la habitación ambos agradecieron por esta oportunidad extraordinaria.

En el encuentro de reflexión que tuvo lugar sucesivamente con los dos alumnos, ambos destacaron lo importante que es para un operador sanitario aunar la profesionalidad con la humanidad, el corazón con la espontaneidad. Esa fue la motivación de los dos alumnos que le impulsó a elegir la Escuela de la Orden de San Juan de Dios para realizar sus estudios de enfermería. 

 

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