Eduardo Ribes Argente

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Hermano

España

Eduardo Ribes Argente

 

Decía Juan de Dios en su carta a Luis Bautista: “ya va llegando el tiempo en que tendréis que tomar estado. Si os decidís a venir aquí, será necesario que estéis dispuesto a hacer algo por Dios”.

Cuando decidí dar el paso y apostar por vivir como Hermano de San Juan de Dios, en mi interior sentía la necesidad de dedicar mi vida en beneficio de los más necesitados. A medida que han pasado los años, la hospitalidad, vivida como una opción de fe, como un espacio de acogida y dedicación al más vulnerable, se ha convertido en una fuerza vital, sin la que hoy me sería difícil vivir.

La hospitalidad ha propiciado ensanchar los lazos de amistad, vivir con una amplitud de miras de la sociedad, sentirme Iglesia que hace camino a pie de calle, apreciar al extranjero como hermano, no hacer distinciones por razones de raza o religión. Considerando, que a pesar de las diferencias, en el encuentro con el Otro, es más lo que nos une que lo que nos separa.

Unido a esto, otro aspecto que plenifica mi existencia y me empuja a hacer camino es la vida en comunidad, que me lleva a concebir el mundo desde un fuerte sentimiento de fraternidad, justicia e igualdad. ¡Utopía! puede ser, pero unido a la fe y a la confianza en el Resucitado, me permite disfrutar de cada día como una novedad, con la convicción de que es posible vivir el Reino, aquí y ahora, gozando de la verdadera Felicidad. 

 

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