Eric Zoma

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Colaborador

Francia

Eric Zoma

 

Del valor de la hospitalidad brotan los otros cuatro valores de la Orden: el respeto, la responsabilidad, la espiritualidad y la calidad. La hospitalidad conlleva la acogida de la persona, de todas las personas. Comparto este valor en virtud de mi responsabilidad.

Como responsable del servicio de pastoral de la salud y de los voluntarios de mi centro en Paris, tengo el privilegio de recibir y acoger a los jóvenes y adultos de nuestro centro. Esta acogida se manifiesta cada día a través de los encuentros y citas en los que unos y otros plantean sus interrogantes sobre los eventos y situaciones que viven y también sus interrogantes sobre la Iglesia, la Fe y la existencia misma de Dios.

Hace dos años, un joven no creyente vino a verme porque en un encuentro de pastoral había oído hablar de Jesús y del bautismo y de lo que esto conlleva en la vida. Era la primera vez que se apuntaba a una actividad del servicio de pastoral. Al día siguiente vino a verme porque quería entender el bautismo de los cristianos, quería saber quién es Jesús, por qué Jesús es importante para los cristianos, qué hay que hacer para ser cristianos y qué es lo que cambia en nuestras vidas.

Le contesté que Jesús es importante para los cristianos porque revela el amor de un Dios que se interesa por todos los hombres, por sus vidas y que, a través del bautismo, nos convertimos en hijos de este Dios. Por último le expliqué que el proyecto de Dios es hacer que vivamos con El para siempre una vida que nunca acaba.

Tras la entrevista me dijo que quería ser cristiano. Al volver a su casa habló de ello con sus padres. Estos se quedaron sorprendidos, impresionados y asombrados. En una conversación telefónica que mantuve con ellos me dijeron que estaban emocionados. Se definían ateos y nunca habían evocado cosas religiosas. Lo que les impactó fue que su hijo presentara de forma autónoma esta solicitud y tomara esta decisión. Algo que siempre habían esperado ya que tenía 18 años y debía empezar a tomar decisiones sobre su futuro. Vinieron a verme manifestando el deseo de acompañar a su hijo. Aceptaron acompañar al joven en su camino porque era algo importante para él y para ellos. Participaron a todos los encuentros preparatorios al bautismo.

A través de la hospitalidad descubrieron la Iglesia, la belleza de la Fe cristiana. El día del bautizo estaban emocionados y felices por lo que estaba viviendo su hijo.

Esta experiencia me ha permitido ser mucho más audaz en los encuentros con los jóvenes. Me ha impactado ver a unos padres ateos involucrarse en el camino de conversión de su hijo.

La hospitalidad me impulsa a escuchar a cada joven, a cada adulto, a dejar un tiempo, un espacio a cada persona. 

 

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