Estoy unido a los Hermanos de san Juan de Dios desde 1996. Al principio trabajaba para un punto de fitoterapia; desde el aňo 2000 estoy en el hospital, antes en el consultorio y luego en la divisiòn de cardiologìa.  .

Para mì trabajar en la obra de los Hermanos no sòlo es un placer y un honor, sino también un desafìo constante, porque llevando a cabo mi actividad profesional en semejante lugar constantemente tengo que ofrecer todo mi ser con suma profesionalidad y responsablidad..

Desde hace aňos hago todo lo posible para que la fe sea la base de mi vida. Trabajando en la obra, me doy cuenta que estoy prestando todo mi servicio tambièn a la iglesia y al interior de la iglesia. Los encuentros cuotidianos con los Hermanos, con los demàs religiosos que trabajan en el hospital, el contacto con los pacientes, me  acercan cada dìa màs a Dios. El testimonio de la vida y del apostolado de los Hermanos me permiten rellenar cada vez màs mi corazòn con e amor de Cristo.

Cada dìa tengo la posibilidad de participar a la S. Misa y a las 3 de la tarde es posible oir a travès de los altavoces que estàn en los pasillos el Rosario a la Divina Misericordia, u otras oraciones del perìodo litùrgico. Varias veces al dìa un sacerdote va a visitar a los enfermos con el Santìsimo sacramento llevàndoles el consuelo que  como sevicio pastoral es un elemento muy importante de la terapia que otros hospitales no toman en cuenta.

Como médico cada dìa estoy en contacto con moribundos y en estas circunstancias tengo la posibilidad de convocar al capellàn para los sacramentos porque en el hospital de los Hermanos se cura no sòlo el cuerpo sino el alma también.

Los enfermos mismos a través de sus sufrimientos encuentran la fe y aprenden la paciencia soportando el dolor..

Trabajar en este lugar me permite descubrir a Dios  en cada hombre y cuando estoy frente a un enfermo descuidado, percibo en él a través de los ojos de la fe al Cristo que sufre, lo que me sirve de ayuda para cuidarlo con mucha dedicaciòn y amor.