“Premurosi nell’ospitalità” (Rom 12,13)
A todos los Hermanos y Colaboradores, miembros de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios
El ocho de marzo celebramos la solemnidad
de San Juan de Dios, fundador de la Orden y de la Familia que lleva su nombre y
se inspira en él. Mi felicitación a todos y mis mejores deseos de que
preparemos y vivamos esta fiesta con alegría y devoción, especialmente este año
en el que tendremos el Capítulo General.
“Premurosi
nell’ospitalità” (Practicad la hospitalidad), es el lema que
elegí para mi mandato. Como ya escribí en su momento, es una expresión de san
Pablo a los Romanos que pertenece a la parte exhortativa de la Carta, pero que
no es solo una sugerencia, sino un imperativo, una norma y un mandato para
todos los cristianos a vivir y practicar la caridad por encima de todo, en
línea con lo que el Papa Francisco dice en la Encíclica Fratelli Tutti, en
relación a la pregunta de un experto de la ley sobre ¿quién es mi prójimo?, en
la parábola del Buen Samaritano: Jesús transforma completamente el planteamiento: no
nos invita a preguntarnos quiénes son los que están cerca de nosotros, sino a
volvernos nosotros cercanos, prójimos (de todos). No hay fronteras, nosotros
somos prójimos de todos, especialmente de quienes son más vulnerables y
necesitan más ayuda (cf. 80-81).
Requiere
un amor incondicional, una sensibilidad y una predisposición a ayudar y servir
al necesitado como la del propio Jesucristo, el Buen Samaritano, que recorría
ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del
reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Y se compadecía de la gente
porque estaban cansados y decaídos, como oveja sin pastor. (cf. Mateo
9,35-36)
Un seguidor fiel de Jesús y un
testigo excepcional de la hospitalidad evangélica fue San Juan de Dios, tocado
y llamado por el Señor, a quien respondió dedicando su vida hasta
desvencijarse por los pobres y enfermos. Su vida está llena de ejemplos y
momentos que nos muestran su premura y su entrega hasta el límite, al
servicio de los necesitados. Así lo describe su primer biógrafo de forma
sintética: “Todo
el día se ocupaba en diversas obras de caridad, y a la noche, cuando se acogía
a casa, por cansado que viniese, nunca se recogía sin primero visitar a todos
los enfermos, uno a uno, y preguntalles cómo les había ido, y cómo estaban, y
qué habían menester, y con muy amorosas palabras consolallos en lo espiritual y
temporal. Y luego daba vuelta por la casa, y daba recaudo a los pobres
vergonzantes que le estaban esperando, proveyéndoles de lo necesario, sin
enviar a ninguno desconsolado. A cualquiera daba limosna, sin mirar más de que
se la pidiese por amor de Dios. Y decíanle algunos: Mirá, que pide sin
necesidad. Él respondía: No me engaña a mí, él mire por sí, que yo por amor del
Señor se lo doy. Y cuando no tenía que dar (que acontecía quedar envuelto en
una manta, por haber dado el vestido), por no decir de no cuando le pedían,
daba una carta para algún caballero o persona devota, para que socorriese quella
necesidad”.
(Castro XIV)
Este
año, en el mes de octubre, celebraremos el LXX Capítulo General de la Orden en Częstochowa (Polonia). Desde hace más de un año nos estamos
preparando para este importante evento, que deberá afrontar los desafíos que la
Orden tiene en el presente y en el futuro. Todos los que formamos la Familia de
San Juan de Dios somos llamados a participar de diversas formas en la fase de
preparación en la que ahora estamos, con la oración y a través de los grupos de
percepción que se han creado en todas las Provincias. En el Capítulo General,
todos somos llamados a discernir a la luz del Espíritu del Señor para descubrir
los caminos que hemos de seguir en los próximos años.
Sin
embargo, una cosa que ya conocemos y que siempre es necesaria para mantener
vivo el carisma de la hospitalidad evangélica al estilo de San Juan de Dios es
esta “especial premura y sensibilidad” para detectar las necesidades de
las personas y ayudarles, como lo hizo San Juan de Dios y tantos otros Hermanos
y Colaboradores a lo largo de la historia.
Las
necesidades son siempre muchas, también allí donde parece que hay mejores
condiciones de vida: pobreza, enfermedad de cualquier tipo, soledad, exclusión
y marginación, esclavitud y falta de libertad, hambre y tantas otras. Ahí somos
enviados todos los que formamos parte de la Familia de San Juan de Dios,
saliendo con rapidez, premura y creatividad de nuestro espacio de confort, para
ayudar y asistir a quien lo necesita y como decía San Juan de Dios, solo por
Jesucristo. (cf. 2GL 7)
Esta es
la guía principal que iluminará el presente y el futuro de nuestra Orden, el
imperativo necesario para que el Espíritu del Señor se haga presente entre
nosotros. Ojalá demos todos un paso adelante para practicar la hospitalidad,
cada uno desde su realidad, con grandes o con pequeños gestos, que expresan
siempre el amor de Dios. ¡Así y solo así habrá futuro para la Orden, aunque
cambien las formas y las estructuras! ¡Esta es la llave del futuro!
Hay
muchas realidades en la Orden que reflejan este imperativo de servir a quien lo
necesita. Señalo uno que a finales del año pasado visité: un centro de día de
salud mental en Papúa Nueva Guinea, en la ciudad de Madang. No es muy grande,
pero es un espacio de hospitalidad, donde se vive y se siente la premura
de Hermanos y Colaboradores y también de los propios pacientes, por acoger y
servir a quienes vienen a la “Casa de Dios”, necesitados de asistencia, de amor
y ternura.
Como siempre en estas fechas
informo a toda la Orden del resultado de la campaña del año 2023, a favor de
un proyecto de emergencia social en Timor Este: “Dale un espacio a la
hospitalidad en Timor Este”. El total recibido ha sido de 422.644.40 euros, fruto
de la generosidad y solidaridad de toda la Orden, por lo que una vez más os doy
mi más sincero agradecimiento
Al mismo tiempo
os informo que la campaña del presente año 2024 será para construir y poner
en marcha un centro de atención primaria de salud mental en Kolda (Senegal),
una región al sur del país que no cuenta con ningún recurso en esta
especialidad. Una vez más agradezco vuestra generosidad y os pido vuestro apoyo
a este proyecto asistencial. En breve se enviará más información.
Feliz fiesta de San Juan de Dios
para toda la Familia Hospitalaria. Que nuestro Fundador siga inspirándonos,
especialmente en este año capitular, para que nunca falte en cada uno de los
miembros de nuestra Familia, un corazón premuroso, sensible y disponible a
practicar la hospitalidad, delante de cualquier persona y hermano necesitado.
Unidos en el
Señor y en San Juan de Dios, recibid un abrazo fraterno.
Hno. Jesús
Etayo