El sábado 30 de septiembre se clausuró en la Catedral de
Córdoba la fase diocesana de la Causa de Beatificación y Canonización del
Siervo de Dios Hno. Bonifacio Bonillo (1899 - 1978).
Monseñor Demetrio Fernández González presidió la última
sesión de la Investigación Diocesana en presencia del Tribunal Eclesiástico,
que recogió testimonios sobre la Vida, Virtudes y fama de santidad del
religioso.
En su discurso, Mons. Demetrio destacó la caridad y la
sensibilidad del Siervo de Dios, expresiones de un hombre en sintonía con el
Evangelio. El Hermano Bonifacio, en su sencillez y humildad, supo promover un
movimiento de caridad que ha llegado hasta nuestros días y que aún hoy continúa
a través de los hermanos de San Juan de Dios y de la ayuda de numerosos voluntarios.
El religioso se formó en la escuela del Evangelio y siguió el ejemplo de Juan
de Dios. De su Fundador aprendió a amar a Dios, a los pobres y a los enfermos.
Tras su periplo formativo inicial, el 5 de mayo de 1935 fue destinado a la
Clínica San Rafael de Córdoba (actual Hospital San Juan de Dios) como
limosnero, servicio que desempeñó hasta su muerte, para apoyar la acogida y
cuidado de niños enfermos de poliomielitis y otras enfermedades óseas. El
Siervo de Dios, consciente de su sencilla pero importante tarea, recorrió
incansablemente las calles de Córdoba y alrededores para encontrar bienhechores
dispuestos a apoyar la labor de los Hermanos de Juan de Dios. El Hermano
Bonifacio no temía las pruebas y humillaciones que sufría a causa de su
humilde, pero igualmente importante servicio, estaba tan implicado en su misión
que estaba dispuesto a dar su vida por aquellos a los que llamaba "sus
hijos". El Siervo de Dios desempeñó
su humilde misión entre la gente durante 43 años, consiguiendo hacerse querer por
todos.
Agradecemos al Señor este paso más en la Causa de
Canonización de nuestro Hermano hacia el reconocimiento de su fama de santidad
de vida. A él confiamos todos los enfermos y las necesidades de nuestra Familia
Religiosa.