Mis queridos Hermanos,
Colaboradores y miembros de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios
El próximo día 19, tercer sábado
de noviembre, celebraremos la solemnidad del Patrocinio de la Virgen María
sobre la Orden Hospitalaria, Patrona de nuestra Familia Hospitalaria de San
Juan de Dios, por lo que deseo enviaros mi felicitación e invitaros a
celebrarla con alegría.
En las manos y el corazón de la
Virgen María, a la que tantas veces hace mención en sus cartas y también su
biógrafo Francisco de Castro, ponía San Juan de Dios su vida, sus planes y
afanes, sus dificultades, sus pobres y enfermos, en definitiva, todo lo que le
acontecía y vivía. Era su madre y su protectora, su garante. Recordamos dos
momentos importantes en su vida donde vivió una experiencia muy especial con la
Virgen: durante su visita Guadalupe y en el momento de la muerte. “Se fué
para allá (Guadalupe) a visitar a la Virgen nuestra Señora, y dalle gracias de
las ayudas y mercedes pasadas, y pedille nuevo socorro y ayuda para la nueva
vida que pensaba hacer; porque decía que siempre había sentido su manifiesto
favor y ayuda en todos sus trabajos y necesidades”
(Castro, X). Después, según la tradición, las palabras de María junto al
apóstol San Juan, en el lecho de muerte del santo: “A esta hora Juan, hijo mío, no falto yo
a mis devotos; y así como cumplo esta promesa, te ofrezco de no faltar en todo
tiempo a los pobres que se recogiesen en tu hospital, y amparar a todos tus
hijos que siguieren tu forma de vida”. (Rev. La Caridad, 59, 1945, p.
477)
Esta
tradición que nace con nuestro Fundador, forma parte de la espiritualidad más
profunda de nuestra Orden hasta nuestros días. Cuántos relatos, momentos y
experiencias podríamos contar a lo largo de la historia, de la presencia de la
Santísima Virgen María en la vida de la Orden, como Reina y Madre de la
hospitalidad.
Desde luego Ella debió estar muy
presente en los primeros momentos de la vida de nuestro Instituto y de los
primeros seguidores de San Juan de Dios, cuando obtuvieron del Papa San Pio V
la bula Licet ex debito el día primero de enero de 1572, de la que se
cumple este año el 450 aniversario de su promulgación, por lo cual estamos
celebrando un año Jubilar en toda la Orden.
Conocemos los hechos históricos
que llevaron a esta bula, pero sobre todo es necesario reconocer y celebrar la
fuerza carismática y el testimonio de hospitalidad que dieron los Hermanos de
aquel tiempo. El reconocimiento por parte de pueblo de Granada y de otros
muchos testigos, de la vida entregada en cuerpo y alma a los pobres, enfermos y
necesitados, como había hecho San Juan de Dios, llevó a San Pio V a reconocer
en la Iglesia a la Fraternidad de San Juan de Dios, abriendo así al futuro la
vida de aquel grupo, que significó una entrada de aire fresco de amor hecho
hospitalidad y caridad en la Iglesia, superando las dificultades que en
aquellos primeros momentos ponían en peligro el desarrollo y el futuro de
aquella creatura recién nacida.
Que duda cabe que en todo ese
proceso, no faltó la invocación y la respuesta amorosa de la Madre de la
Hospitalidad, acompañando, guiando y ayudando a los Hermanos de aquel tiempo.
Cuántas veces se repetiría la escena del cenáculo, en la que María estaba
orando con los discípulos de Jesús (cf. Hechos A. 1,14), en este caso eran los
Hermanos, que invocaban la presencia de la Madre y le encomendaban sus
preocupaciones y sus inquietudes, las cuales fueron escuchadas y presentadas al
Señor, dando como resultado la bula que este año celebramos en toda la Orden.
El ejemplo y testimonio de hospitalidad de aquellos primeros Hermanos, es para
nosotros una llamada a vivir la hospitalidad con la misma fuerza carismática
con la que la vivieron San Juan de Dios y todos ellos.
El tiempo pasa deprisa y aunque
faltan más de dos años para finalizar el sexenio, estamos comenzando la
preparación del próximo Capítulo General de la Orden. Este periodo está siendo
muy particular, primero por la pandemia, luego por la guerra de Ucrania (y
otras que existen, aunque no se les da publicidad), y también por la crisis
subsiguiente a la guerra. El Capítulo General será un momento muy importante
para la vida de la Orden, que tiene muchos desafíos que afrontar. Poco a poco
iremos informando de algunos detalles y sobre todo de la preparación del mismo,
a la que desde este momento os invito a participar en las formas que se
indicarán.
En un evento tan importante,
deseo desde ahora ponerlo en las manos de Nuestra Señora del Patrocinio, Madre
de la Hospitalidad. Siguiendo la tradición de la Orden, le pido que nos guíe y
nos acompañe en todo el proceso de preparación y después de realización del
mismo. Que sea nuestra Intercesora, para que el Señor nos ilumine a toda la
Familia Hospitalaria, de modo que el próximo Capítulo General responda a las
necesidades y exigencias que el Espíritu Santo nos pide en el servicio a los
enfermos, pobres y necesitados de nuestro mundo actual. A todos os invito, a
nivel personal y comunitario, a presentar esta intención e inquietud a nuestra
Madre, como lo hizo San Juan de Dios siempre y como lo hicieron nuestros
primeros Hermanos hace 450 años.
Deseo para todos, en mi nombre y
en el de la Curia General, una feliz celebración de la solemnidad de Nuestra
Señora del Patrocinio y le pido que bendiga a nuestra querida Orden y a todos
los que formamos la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios.
Un abrazo fraterno
Hno. Jesús Etayo