“Ha aparecido la gracia de Dios” (Tit 2,11)
A todos los Miembros de la Familia de San Juan de
Dios
Mis queridos
Hermanos, Colaboradores y amigos:
Nos estamos acercando
a la Navidad y quiero enviaros mi felicitación con el deseo de corazón de que la gracia de Dios que nos trae la
venida del Señor, llene de luz y de esperanza a cada uno de vosotros y a
vuestras familias, a las personas enfermas y que sufren por diversos motivos y
en general a nuestro mundo, tan necesitado de la gracias y del amor de Dios.
Hace un año
el mundo estaba confinado a causa de la pandemia del covid-19 y no obstante eso,
también celebramos la Navidad, también el Señor nació, vivió y sufrió con
nosotros aquellos momentos difíciles. Este año y aunque las cosas están
bastante mejor, a causa principalmente de las vacunas, la pandemia sigue
presente y por tanto todos hemos de ser muy prudentes y respetar las medidas
sanitarias previstas. Ojalá pronto lleguen las vacunas a todas las partes del
mundo para que todas las personas puedan estar a salvo de este virus. Ojalá
también quienes rechazan las vacunas, por su bien o al menos por el bien de los
demás, entiendan la necesidad de vacunarse para combatir definitivamente la
pandemia, tal y como los científicos y las autoridades, también las de la
Iglesia, nos recomiendan. Pedimos al
Niño Dios en esta Navidad, por las personas que sufren las consecuencias de la
pandemia, sean del tipo que sean, tanto en nuestros Centros como en cualquier
parte del mundo.
En la Navidad
celebramos el misterio de la Encarnación de Dios, su presencia entre nosotros.
¡Qué gran misterio!, ¡pero qué gran realidad, qué gran regalo para nuestra
humanidad!. ¿Qué sería de nosotros si Dios no hubiese tenido compasión de
nosotros, siempre pobres, como estamos viendo en la pandemia, ciegos casi
siempre, perdidos en la vida muchas veces y en definitiva abandonados a nuestra
suerte entre sombras, guerras y contiendas que nos autodestruyen?. Pero no, por
puro amor Dios ha decidido hacerse presente entre nosotros, caminar con
nosotros, compartir nuestra vida. Encarnándose a través de su Hijo, la
gracia de Dios ha aparecido en el mundo para ofrecernos la vida y la
salvación. Es el gesto de hospitalidad más grande jamás visto: Dios
acampó entre entre nosotros y su gracia llenó de vida y de luz el mundo.
¡Preparémonos para acojer su llegada!.
Es verdad que
cuando miramos a nuestro alrededor, vemos todavía mucho dolor y sufrimiento,
muchas contiendas y agresividad, falta de respeto a las personas más pobres y
necesitadas, a la tierra, al medio ambiente y tantas otras realidades de
oscuridad. Pero en medio de todo ello, este año el Niño Dios nacerá en Navidad
para portarnos la paz, la vida y la salvación. Es la semilla que Dios ha
plantado y que triunfará en el mundo. Esa será su última palabra.
Esta semilla
de Dios esta presente en nuestro mundo de muchas formas y concretamente através
de muchos gestos de amor y de hospitalidad que también nuestra Familia
de San Juan de Dios realiza constantemente. En este tiempo de pandemia estamos
viendo muchos de esos gestos en las
Provincias y las Casas de nuestra Orden, a través de programas y acciones que
son expresiones claras de la presencia de Dios en el mundo y en definitiva de
la Navidad. Necesitaríamos mucho espacio para referirlas todas, señalo solo
algunos ejemplos:
En La Habana
(Cuba) el Hogar San Rafael para ancianos, desde marzo de 2020 y debido a las
restricciones, lleva cada día la comida a sus casas a un grupo de unos 40
ancianos enfermos y necesitados, en 6 barrios distintos. Algunos son aquellos
semiinternos, que debido a la pandemia no pueden venir a la Casa por el
confinamiento. La presencia del amor de Dios se hace realidad igualmente en India,
donde nuestros Hermanos de la Casa de Poonamallee han ayudado, durante la
pandemia, a un grupo de pobres y ancianos con alimentos y productos de primera
nececesidad. Han sido muchos los proyectos de ayuda a personas pobres y sin
recursos y muchos los programas asistenciales dirigidos a los enfermos y sus
familias en este tiempo de pandemia, incluyendo también la atención espiritual,
tan importante en estas situaciones. Los hermanos, colaboradores y voluntarios
habéis sido verdaderos ángeles de Dios junto a los enfermos.
El último que
señalo es El proyecto «Conectando Emociones» de nuestro Centro Socionitario
de Esplugues de Llobregat en Barcelona, cuyo objetivo era reducir el
sentimiento de soledad y angustia que pudieran sufrir los pacientes ingresados
en el Centro por no poder recibir visitas durante el confinamiento a causa del
coronavirus. Para ello promueven los contactos familiares a través de
videollamadas (vía whatsapp) entre pacientes ingresados y familias, en los que
se detecta esta necesidad emocional. En muchos otros Centros se han puesto en
marchas programas similares o de otro tipo para ayudar a los enfermos y a las
familias, algunos programas se han desarrollado en el ámbito de la salud mental,
de la inclusión social o de las tóxicodependencias, como el programa VIVO en el
hospital de Manizales (Colombia) para la atención a las adicciones de niños, niñas
y adolescentes. Gracias a todos, porque con vuestra creatividad y compromiso
habéis entendido que era “la hora de la hospitalidad” y habéis hecho
presente al Dios encarnado en medio de los enfermos y necesitados, expresión
viva de la Navidad.
El próximo
año celebraremos dos eventos muy importantes por su significado y su
trascendencia: Los 450 años de la aprobación
de la Orden como Instituto religioso bajo la Regla de San Agustín, siendo
reconocida nuestra familia religiosa como “Fraternidad Hospitalaria de San Juan
de Dios” por el Papa San Pio V el 1 de enero de 1572, con la bula Licet ex
debito y por otra parte celebraremos los Capítulos Provinciales, con el
permiso de la pandemia. Ambos nos brindan la ocasión de agradecer al Señor la
vocación de hospitalidad que hemos recibido y de escuchar la voz de su Espíritu,
para seguir respondiendo con fidelidad y para discernir y orientar la vida de
la Orden en los próximos años, siguiendo el ejemplo y el espíritu de San Juan
de Dios, nuestro Fundador. Animo a todos a vivir estos acontecimientos con gozo
y con el máximo compromiso.
Deseo para
todos, Hermanos, Colaboradores, Voluntarios, Bienhechores y amigos de la Orden,
enfermos y asistidos en nuestros Centros, unas felices fiestas de Navidad y un
próspero año nuevo 2022. Igualmente para todas vuestras familias. Para todos
los Hermanos y Colaboradores que estos días estaréis junto a los enfermos y a
las personas asistidas en nuestros Centros, especialmente el Día de Navidad, mi
más sincero agradecimiento y reconocimiento por vuestro testimonio de
hospitalidad, haciendo visible una vez más que ha aparecido la gracia de
Dios entre nosotros, a través del Niño Dios que ha nacido en Belén.
¡En nombre de
toda la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios de la Curia General, Hermanos
y Colaboradores, os deseo a todos una Feliz Navidad llena de esperanza y
hospitalidad!
Hno. Jesús Etayo