Nos ha llamado para una misión
2 de febrero 2020
A todos los Hermanos y Comunidades de la Orden
Apreciados Hermanos,
El próximo día 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor, se celebrará la XXIV Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Como este año cae en domingo el Papa Francisco la celebrará en la Basílica de San Pedro, con los consagrados y consagradas de Roma el sábado, día uno de febrero.
Con tal motivo deseo felicitar a todos los Hermanos de la Orden y a todas las personas consagradas que colaboran en nuestra misión y forman parte de nuestra Familia de San Juan de Dios. Esta Jornada nos da la oportunidad, una vez más, de celebrar nuestra consagración religiosa y de agradecer a Dios el regalo de la vocación que nos ha dado, siguiendo el carisma de la hospitalidad, según el espíritu de San Juan de Dios, nuestro Fundador.
Para esta ocasión nos recuerda el Santo Padre lo siguente: ¡Jesús no nos ha elegido y enviado para que seamos los más numerosos!. Nos ha llamado para una misión. Nos ha puesto en la sociedad como esa pequeña cantidad de levadura: la levadura de las bienaventuranzas y el amor fraterno, donde todos los cristianos nos podemos encontrar para que su Reino se haga presente!. (Viaje apostólico a Marruecos, 30-31 marzo 2019)
Hace prácticamente un año que concluimos el Capítulo General de nuestra Orden, precisamente con un encuentro fraterno con el Papa, en el que nos indicó las grandes líneas a seguir para nuestra Orden y en concreto para nuestra vida consagrada, en línea con las palabras que acabo de indicar en el párrafo anterior. Además en el documento conclusivo de nuestro Capítulo General, se dieron indicaciones muy precisas para nuestra vida consagrada, a nivel espiritual y apostólico, y también a nivel personal y comunitario.
Deseo hacer hincapié en esta ocasión en la formación continua, como una de las claves de renovación permanente de nuestra vida consagrada, tanto personal como comunitaria. Efectivamente la formación del hermano de San Juan de Dios no concluye con la formación inicial y por tanto con la profesión solemne. Lo sabemos bien. Dura toda la vida. Sin embargo no siempre le damos el enfoque adecuado y nos conformamos con realizar algunos cursos, sobre temas que tienen que ver con la vida espiritual, apostólica y fraterna. Incluso en ocasiones eso apenas se hace.
Todo ello forma parte de la formación continua, pero resulta insuficiente. En realidad la formación continua que necesitamos los consagrados y en este caso los hermanos de San Juan de Dios, es aquella que nos ayuda a vivir nuestra consagración con pasión, alegría y entuasiamo, disponiéndonos a entregar nuestra vida a Dios y a su Reino, en el servicio a los enfermos, pobres y necesitados.
No todos necesitamos hacer lo mismo, se debe tener en cuenta la edad, la cultura, la misión apostólica que se realiza y otras variables. Pero todos necesitamos buscar y cuidar aquellos elementos que nos ayuden a vivir nuestra vida espiritual, fraterna y apostólica al día, en un camino permanente de crecimiento espiritual y hospitalario, en un camino de conversión permanente.
Cada religioso es responsable de procurar los medios necesarios y también los superiores provinciales y locales han de ofrecerlos y organizarlos para ayudar a los hermanos y a las comunidades. Desde el Gobierno General se está preparando un documento guía para enviar a las Provincias y Regiones de la Orden, de modo que a partir del mismo se impulse y organice la formación de los hermanos y las comunidades.
Solo cuidando nuestra consagración a través de la formación continua, entendida de este modo, podremos responder a la llamada del Señor a ser levadura en medio de la masa y luz en medio de la oscuridad.
Que todos celebremos con gozo la XXIV Jornada Mundial de la Vida Consagrada y como he dicho en otras ocasiones: ¡Que todos los hermanos de San Juan de Dios iluminemos al mundo con el testimonio de la hospitalidad, como lo hizo San Juan de Dios!.
Unidos en el Señor y en San Juan de Dios recibid un abrazo fraterno y hospitalario
Hno. Jesús Etayo
Superior General